"Mis padres me levantaron temprano pero sin hacer demasiado ruido, como estaba algo adormilado no podía mantener totalmente mis ojos abiertos, solo sabía que nosotros tres caminamos tratando de hacer el mínimo ruido posible, entramos al cuarto de Inuyasha hasta quedar al lado de su cama, él seguía dormido, sus cabellos de un tono casi plateado tapaban su rostro.
-Estas son las mañanitas que cantaba el rey David, hoy por ser tu cumpleaños te las cantamos a ti... Despierta Inu despierta mira que ya amaneció... Ya las pajarillos cantan, la luna ya se metió.
Inuyasha se levantó asustado mirando el pastel, que recién noté, que mi madre traía.
-Feliz cumpleaños cariño.
-Feliz cumpleaños Inu.
Mis padres abrazaron a Inuyasha, aunque mi madre estaba botando una que otra lágrima. Me sorprendía a que se emocionaran por algo que pasa anualmente.
-Sesshomaru, ¿no dirás nada a tu hermano? - mi padre, que aún seguía abrazando a Inuyasha me llamó cuando estaba por salir de la habitación.
-Feliz cumpleaños hermano.
Me salí sin decir nada más, no me gustaba este tipo de fiestas ni festejos, mi madre me dijo que estaba empezando a ser una persona ermitaña. No sabía a que se refería, tampoco lo pensé demasiado.
Entré a mi habitación y volví a entrar a mi cama, aún seguía calentita, podría dormir un poco más porque aún faltaba para ir a la escuela.
Este sería un día normal, como todos los días. Nada cambiaría, excepto que mis padres le darían más atención por hoy a Inuyasha.
No me sentía mal por eso, era el hijo mayor después todo, aunque a veces sentía que me dejaban de lado en algunas actividades que ellos podían hacer, mi madre solía pasar tiempo conmigo después de su trabajo.
Llegaba en la noche y me quedaba sentado a su lado, mientras crea los bocetos de su trabajo, nunca llegué a quedarme despierto hasta que ella termine, me dormía antes, lo único que sabía era que mi madre era la que me llevaba hasta la cama.
Desperté luego de todos esos pensamientos, no pude dormir, abrí mis ojos y me encontré con los ojos de Kagome mirándome con felicidad.
-¡¡Sessh!! Me alegra que hayas despertado, tus padres llevan un buen rato llamándote para que bajes a desayunar.
-Hmp.
A veces Kagome me parecía una niña rara, es de las personas que siempre tienen una sonrisa plasmada en el rostro, me pregunto que hace para ser feliz.
Claro que ella tiene más amigos y familiares, socializa más, puede tener todo lo que ella quiera. Se fue saltando luego de mi respuesta, me coloqué mi ropa para ir al colegio, sabía que estos días teníamos que ir a las exposiciones de los grandes.
No podía negarme, era obligatorio, mis padres querían que socialice con más gente, tener un solo amigo como Bankotsu para mí bastan.
No entendía el porque querían que me relacione con otros niños, no me sentía cómodo estar rodeado de muchos niños.
Bajé ya vestido y mi pequeña mochila colgando de mi hombro, al entrar vi a Kagome comer un pedazo de pastel, ahora que la veía mejor tenía puesto el mismo listón rojo en su cabello. Pero esta vez tenía una trenza, ella era una niña bonita.
Siempre tenía las mejillas sonrojadas, tenía cabellos volando de un lado para el otro, unos grandes y expresivos ojos, piel blanca como la nieve. Lo único que "arruinaba" su imagen, era que parecía loca, nunca antes la vi derramar una sola lágrima, siempre me he preguntado ¿Cuál es su secreto para ser tan feliz?
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Diario de un adolescente enamorado
RandomCada vez que ella visitaba a su hermano siempre terminaba espiandolos, su risa era una melodia para sus oídos. Pasaron más de 10 años en donde Sesshomaru se dio cuenta que terminó enamorado de ella desde que era un pequeño niño. Creyendo así que su...