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9 años
"Hoy haríamos un cambio, aunque no sabía cómo era, mis padres viajarían por motivos de su trabajo, como ellos no querían dejarnos solos decidieron hablar con las personas que confiaban.

La familia más cercana a la nuestra era la familia Higurashi, Inuyasha estuvo de acuerdo en esa decisión y yo también, podría pasar tiempo con Bankotsu.

Estábamos alistando nuestras mochilas, solo estaríamos tres días con ellos pero nosotros llevaríamos ropa para cada cambio.

Jaken se llevó nuestras mochilas para el auto, mis padres nos llevarían primero a la mansión Higurashi y luego se irían directo al aeropuerto, aún me sentía triste porque ellos no estarían, debería estar acostumbrado pero no.

Cuando bajé Inuyasha estaba abrazando a mis padres para después subirse al auto, yo avancé a pasos lentos, no me gusta despedirme, era una de las cosas que más me dolían, cuando ya estaba frente a ellos los abracé, como yo era pequeño solo los llegaba un poco más arriba de su cintura.

-No quiero que se vayan - sentí las manos de mi padre en mi espalda y el de mi madre en mi cabeza, ellos me estaban acariciando, dejaron de hacer eso cuando yo tenía 5 años, ya que a esa edad dejé de tener pesadillas seguidamente.

Extrañaba que lo hicieran, pero no podía arriesgarme a que me sigan viendo como un bebé, ellos besaron cada mejilla.

-No nos iremos por mucho tiempo hijo.

-Volveremos.

-¿Lo prometen? - alcé mi dedo meñique, entre nosotros, una promesa de meñique era más fuerte que unas palabras vacías.

-Lo prometemos.

Subí al auto, justo al lado de Inuyasha, pero él estaba en la otra esquina, a veces sentía que no le agradaba a Inuyasha, a veces me trataba como su hermano pero en otras ocasiones como un desconocido..

Lo que Bankotsu me contaba era que se llevaba de maravilla con sus hermanos, jugaban, paseaban juntos, pasaban tiempo juntos, hacían todo juntos. Yo quería tener ese tipo de relación con Inuyasha, para él todo lo que yo hacía, decía o pensaba era solo cosas de niños.

Nos acercamos a una mansión un poco más pequeña que la nuestra, tenía un patio demasiado grande, esas flores que papá solía comprarle a mi madre cuando ella se enojaba estaban por todas partes pero estas no estaban cortadas, seguían dentro del suelo.

Cuando llegamos nuestros padres abrieron la puerta para que salgamos, una mujer apareció, tenía el cabello azabache y tenía un rostro amable, nos estaba sonriendo.

-Me alegra que hayan llegado.

-Tuvimos que alistar algunas cosas - mi madre la abrazó - es un gusto verte de nuevo Naomi.

-El gusto es mío Irasue.

Detrás de ella apareció Kagome, Inuyasha se acercó a ella dándole un abrazo, Bankotsu apareció detrás de ella, esta vez tenía su trenza suelta.

-Sessho.

-Bank.

Nuestros saludos mayormente eran así, no tenía que decir mucho para que él sepa que estaba feliz de verlo.

-Ya debemos irnos, si no el avión nos dejará.

-Cuídense.

Diario de un adolescente enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora