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"Me encontraba en la biblioteca del instituto, tenía un trabajo de biología y sabía que lo encontraría aquí, sólo era investigación, lo hubiera hecho desde casa con ayuda del Internet pero prefería hacerlo por mi cuenta.

Estaba un poco perdido, tardé en encontrar la sección que buscaba, en el camino me encontré con Sara, nos saludamos y decidimos estudiar juntos.

Ella no era tan mala persona como creía, pero igual seguía haciéndome sentir incómodo cada vez que me miraba, era otro tipo de mirada, a otros los mirada con un brillo casi opaco, mientras que a mí con un brillo más profundo.

Terminando con mis deberes me despedí de ella para comenzar mi camino hasta casa, en el camino las suaves brisas estaban acariciando mi rostro, mi cabello empezaba a moverse junto con el viento.

Como el instituto era un poco lejos de casa, sabía que tardaría en llegar, trataba de pensar en los cambios que tenía, estos días empecé a ver de otra manera a Kagome, luego de darme cuenta que ella me gustaba traté de estar lo más alejado posible de ella.

Veía su cuerpo de otra forma, no sabía por que, sentí que debía hablar con mi padre y lo hice pero no necesitaba esa información, "Sesshomaru es normal que a esta edad puedas empezar a tener sueños húmedos, también sentir tu cuerpo de otro modo".

Tampoco podía preguntarle a Inuyasha, me vería como un chico hormonal o me diría lo mismo que mi padre, quería alejarme de esa conversación, mi madre diría que hablara con mi padre.

Mientras pasaba por una pastelería vi salir a Kagome de ahí, solo que ella estaba algo hinchada, la cangurera que traía puesta estaba demasiado grande.

Caminaba en dirección a mi casa, ya que siempre se encontraba con Inuyasha no era de sorpresa que ella vaya ahí.

-¿Kagome? - dio un salto cuando la puse mi mano en su espada.

-S-sessh - sujetó con fuerza el bulto que traía dentro de su cangurera.

-¿Pasa algo?

-No, bueno sí, digo no - un pequeño sonido me hizo mirar lo que sostenía, ella solamente suspiró para después destapar lo que tenía escondido, era un cachorro de la raza pirineos - cuando fui a la práctica de volley lo encontré en una caja, no podía dejarlo ahí entonces lo llevé conmigo, pero ahora estaba pensando en quien podría quedarselo.

-Supongo que te planteaste darle a Inuyasha.

-No realmente, pensaba en dártelo a ti -me estaba mirando con la sonrisa que solamente me la daba a mí, ni siquiera a Inuyasha- como sabes Inuyasha prefiere los gatos y no los perros.

-¿E-eso crees?

-Sé que eres responsable Sessh. Toma.

Suavemente colocó el cachorro en mis brazos, está sería la primera vez que tendría una mascota, solamente porque nunca me plantee tenerlo en casa.

Diario de un adolescente enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora