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18 años
"Muy en el fondo sentí que todo sería difícil para mí, al momento en donde Inuyasha se sentó en la parte central del sofá, dejando caer de sus brazos los trofeos que había ganado en el exterior. Otro año más con su inigualable presencia.

Mis padres lo adularon tanto, más que todo mi padre, feliz de que su hijo mayor haya triunfado en el mundo del baloncesto.

¿Pero qué había de su hijo menor? ¿Qué había de mí?

Mi padre no tenía la misma reacción que ahora, siempre cargaba una sonrisa de orgullo en cada campeonato.

Pero no era la misma con la que sonreía a Inuyasha.

Esa era muy diferente.

Te acostumbras a diferenciar esa mirada cuando todos te miran de esa manera.

Podía ver el anhelo y el amor en su hijo, no los había cuando me miraba.

A lo largo de mi adolescencia no pude entender muchas cosas, fuera de lo académico, esas preguntas que rondaban por mi mente muy seguido dejando rastros difícilmente visibles para ser seguidos.

Había una en especial que atormentaba mi desordenada mente.

¿Por qué sentía inseguridad por mi hermano?

-Por suerte la beca es deportiva o no estaría aquí.- Su arrogante sonrisa no se lo quitaba nadie, creí que con los años subería su peso, no el ego.- Los que reprobaron en alguna materia tendrán un curso intensivo de verano, ya saben, para salvar el semestre.

Ahí estaba la respuesta a esa pregunta, yo tenía tantos logros académicos y deportivos, como atletismo y volleyball, pero nadie los reconocía, el colegio y la directora Kaede lo hacían, eso no me importaba.

Era mucho más fuerte que él, incluso tenía mayor estatura. Una vez Bankotsu me comentó que escuchó las chicas mencionar que yo era mucho más atractivo que Inuyasha.

Entonces, ¿por qué tengo esa inseguridad?

-En esta semana me reuniré con Koga. - La voz de mi medio hermano me interrumpió, no me interesaba lo que iba a decir sinceramente.- Estábamos pensando en hacer una fiesta en su casa.

-¿Tienen el permiso de su padre?

Mi padre siempre solía cuidar la imagen de Inuyasha, por lo que podía entender su preocupación.

Su hijo favorito no entraría en las ligas mayores si su reputación está manchada, por lo que se encargaba de mantenerlo bajo control. Como si eso funcionara en Inuyasha.

-¿Y tú, hermano? ¿Qué hiciste en mi ausencia?

Gracias a mi paranoia sentí aquella pregunta como una burla, mi visión me fallaba, eso pensaba yo, ya que vi una sonrisa burlesca asomándose en la comisura de sus labios.

No tenía la intención de responder, no quería hablar.

-Sesshomaru es el nuevo capitán del club preuniversitario.- Mi madre respondió al ver mi silencio, pero lo dijo con tanto cariño que por unos momentos me sentí bien, querido y escuchado. Al menos ella sí me escuchaba.- ¡Estoy ansiosa! Iré a cada partido con una bandera para hacerte barra.

Ahora me miraba a mí, parecía una niña emocionada, sonreí.

-Eso me recuerda la vez que jugamos nuestro primer partido como equipo.- Inuyasha interrumpió, odiaba que lo hiciera.- Todas las mamás estaban en las graderías haciendo barra, me habría gustado verlos ahí.

Diario de un adolescente enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora