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Bae se removió incomoda en el sofá de su hogar y siguió escuchando la conversación de sus amigos. Por lo menos una vez al mes se reunían todos los del grupo para comer y beber hasta el cansancio.

—¿Pasa algo?—susurró Rubén, quien estaba sentado al lado de su novia, con una lata de cerveza entre sus manos.

—Creo que la cerveza me está subiendo—respondió con una ligera sonrisa.

Rubén observó el bonito rostro de su novia y se fijó en como sus mejillas tenían un ligero sonrojo producido por el alcohol.

—Llevas varias latas—confirmó el mas mayor—vamos a beber más despacio que después vamos a vomitar.

Bae se echó el pelo hacía atrás e hizo una mueca de asco.

—No quiero limpiar vómitos, pero realmente quiero beber mucho.

Rubén sonrió de lado y acarició la mejilla de su ahora prometida, para mirarla con adoración.

—Tengo mucha suerte de haberte encontrado, Bae, no tienes ni idea de lo agradecido que estoy. Eres mi persona favorita.

Los dos estaban en su propia burbuja, ajenos a la conversación de sus amigos.

—Ohhh—alargó ella enternecida—me conmueves. Yo también te amo mucho, mucho, muchísimo.

—Siempre me apoyas en todo y eres muy paciente conmigo... a veces soy un capullo y suelto gilipolleces sin querer. Me duele mucho cuando lloras por mi culpa, perdoname, cariño.

Bae suspiró al ver como los ojos de su pareja se humedecian. 

—Yo tampoco me quedo atrás—le recordó—no somos perfectos, peleamos como cualquier pareja. Lo importante es que somos maduros para admitir nuestros errores y nos disculpamos con el otro.

Rubén se inclinó a darle un rápido beso y no faltaron los comentarios burlescos de sus amigos.

—Quiero besarte durante el resto de mi vida, Bae.

—Joder, que bonito lo que dices, Rubius—admitió Mangel entre el bullicio.

Bae sonrió de oreja a oreja y para molestar a todos sus amigos volvió a besar a su pareja.

[Rubius Imaginas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora