013

3.2K 157 7
                                    

Bae baja las escaleras de la casa y entra a la habitación donde juega su novio en compañía del gato.

—Te dije que no era buena idea mudarnos tan lejos—se quejó Bae al verle correr de un lado a otro de la mesa de ping pong—. ¿Qué haces jugando solito?

Rubén se detuvo a mirarla:

—Creí que jugarías conmigo, duh

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Creí que jugarías conmigo, duh.

Bae se apoyó contra la mesa y cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Por qué no llamas a tus amigos? Tengo mucho trabajo, cielo.

—Dicen que vivimos muy lejos y no les apetece coger el coche.

Bae lo miró con tristeza y procedió a negar con la cabeza. No le gustaba verle desanimado y un par de partidas no le quitaría mucho tiempo.

—Vale—aceptó tras incorporarse y coger una paleta—preparate para perder, Doblas.

Rubén sonrió como un niño pequeño y se preparó al otro extremo de la mesa.

—¡Preparate para perder, Bae! ¡TE QUIERO!

—¡Preparate para perder, Bae! ¡TE QUIERO!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Bae sonrió enternecida.

Lo que Bae no sabía es que tenía un lado muy competitivo por lo que se tiraron horas jugando como críos. Bae no terminó el trabajo. Bae quiso matar a Rubén.

[Rubius Imaginas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora