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Rubén corrió escaleras abajo, tropezando en el último peldaño por lo que cayó de bruces contra el suelo. Bae que salía del baño vio esa escena en cámara lenta, no sabia si debía reírse o sentir pena por su novio. Se quedó neutra a la espera de la reacción de Rubén.

—Un poco más y me parto los dientes la re puta que te parió escalón—dijo imitando de manera graciosa un acento extraño.

—¿Puedo reírme ya?—preguntó con una media sonrisa.

Rubén entrecerró los ojos, mirando mal a su pareja.

—No, que me duele mucho.

Bae se agachó a su lado y revisó su rostro con suma atención. Solo tenía el rostro rojo del golpe pero no sangraba de milagro. Bae alejó la vista hacia la pared y vio como una cucaracha se paseaba tranquilamente por su lado. Bae sintiendo todo el dolor del mundo empujó hacia atrás a su novio, este como estaba sentado cayó de espaldas, y salió corriendo en busca de los gatos.

—¡Tenemos que mudarnos de casa! ¿¡Dónde están los gatos?!

Rubén se puso de pie como pudo y vio a su novia correr de un lado a otro en busca de las mascotas.

—¿Qué te pasa mujer?

Bae paró en seco y palideció.

—Hay una cucaracha. Nos va a comer.

—Por una cucaracha me empujas y te dedicas a ir en busca de los gatos para salvarlos a ellos. Eres una buena novia—soltó sarcástico.

Rubén haciendose el valiente buscó la mirada hacia donde correteaba el bicho. Cogió una de sus chanclas para impactar a la pared pero la cucaracha salió volando en su dirección. Los dos gritaron como unos locos y salieron corriendo despavoridos.

—NOS VA A MATAR—lloriqueó Bae.

—QUÉ ESTA VOLANDO LA HIJA DE PUTA. QUE MIEDO JODER.

La pareja se encerró en el baño y trataron de regular su respiración.

—Uy de la que nos hemos salvado—dramatizó Rubén mientras pasaba la mano por su frente. Suspiró.

—Los gatos—recordó Bae con los ojos abiertos como platos.

—Voy yo, mi amor, yo los protegeré.

En ese baño había una pareja de miedosos que se despedían como si fueran a ir a la guerra.

—Te veo pronto—le aseguró Bae mientras apretaba el agarre de su novio.

—Volveré a salvo con nuestros gatos—prometió éste con seguridad.

Se dieron un pico en los labios y Rubén salió con cuidado del baño. Unos segundos después escuchó el grito de terror de Rubén.

—ESTÁ VOLANDO HACIA MI, BAEEEEEEEEEEE.

Bae se armó de valor y salio de allí para salvar a su novio de una muerte dolorosa a manos de una cucaracha voladora. Bae localizó a su novio en el salón, lo observó corriendo y pegó un grito al cielo viendo como volaba hacia ella. Los dos gritaron y corrían por cada rincón del salón. Wilson, el gato más comelon de la casa, hizo acto de presencia. Paseó tranquilamente y de un salto a otro atrapó a la cucaracha con la boca. Después la escupió y miro a sus dueños con superioridad.

—Oh, hemos sido salvados—dijeron al unísono, imitando las voces de los marcianitos de Toy Story.

Un gato había sido mas valiente que ese par de locos.

[Rubius Imaginas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora