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Bae se relamió los labios y observó deseosa el precioso rostro de su novio. Rubén dejó el portátil de lado y se encaró a su novia para luego decir:

—¿Qué te pasa, Bae?

—Nada...

—Estás muy callada.

Bae asintió sin añadir nada más y deslizó su mano por el suave sofá de algodón hasta aterrizar sobre el muslo de su chico.

—Hace tiempo que no le damos al tema.

Rubén frunció el entrecejo, sin entender las claras insinuaciones de su novia.

—Ya repasamos el tema de historia hace dos días. ¡El cerebro me va a explotar!

Bae casi se cayó de culo al escucharle. Se acomodó sobre el sofá y siguió ascendiendo su mano hasta llegar un poco más bajo de su entrepierna. Rubén seguía sin entender una mierda. Rubén podía ser muy despistado.

—No me refiero a eso, cariño. Digo que hace días que nosotros no...

—Salimos a cenar como una pareja normal anoche—se adelantó antes de que Bae saliera con su discurso del poco tiempo que a veces tiene para ella.

Estaban en la recta final de los exámenes y eso lo tenía muy estresado. Bae detuvo sus caricias y estuvo apunto de clavarle su bolígrafo sobre el muslo de Rubén.

—¿Puedes dejarme terminar?—él asintió con la cabeza—. Digo si podríamos dedicarnos un momento a solas... tú y yo en tú cam...

Otra vez Rubén volvió a interrumpirla.

—¿Otra vez quieres jugar a las peleas en mi habitación? ¡La otra vez de una patada acabaste rompiendo mi lampara preferida!

Bae apartó su mano con mucho coraje. Se puso de pie y gritó:

—¡Coño yo solo quería follar! ¿No puedes entender mis putas caricias Rubén Doblas! Anda dejalo ya—le pidió ella cuando él quiso acostarla sobre el sofá—que me duele la cabeza.

—A ti siempre te duele la cabeza cuando mi flor quiere entrar en tu húmeda cueva.

—¿Por qué somos novios?—preguntó Bae apunto de echarse a reír.

—Yo que sé hija. ¿Porque nos amamos? ¿Quieres dejarme?

—Nah. ¿Quién me va a decir frases tan bonitas como el tener flores en mi vagina?

Rubén no aguantó más y se echó a reír. Bae se le unió.

A la mañana siguiente encontraron una notita bajo la puerta del salón:

¡La estabas matando perro! A la próxima sean menos ruidosos. Gracias por su atención.

[Rubius Imaginas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora