[Rubius Imaginas]

008

Bae tomó asiento sobre el suelo y trató de recuperar aire. Estaba odiando con toda su alma al profesor de gimnasia. Ella no había nacido para ser atleta, a veces apenas lograba subir hasta el cuarto piso de su vivienda de una sola pieza. Tal vez debería hacer más ejercicio, pensó mientras veía como el resto de sus compañeros tomaban asiento sobre el suelo casi igual o peor que ella. Su clase era la menos atletica del instituto, y por esa misma razón habían sido excluidos para representar a los de su generación en la carrera de la próxima semana. Pero a Bae eso le valía lo mismo que un pepino pocho.

Rubén miró con burla como su novia moría en el intento de recuperar su dignidad y algo de oxigeno. Le tendió una botella de agua bien fresquita y tomó asiento a su lado.

—No tienes resistencia, Bae.

Bae resopló y bebió gran cantidades de agua.

—Habló el que casi vomita el desayuno—contestó burlesca.

—Calla que nadie se dio cuenta de eso.

—Agradecelo.

—¡Vamos, chicos y chicas, tenemos que seguir practicando si queréis entrar en el campeonato!

—Me pregunto por qué demonios él no corre con nosotros—se quejó Bae sin hacer el esfuerzo de levantarse—nomas mira esa enorme barriga que se carga. ¡Estoy agotada!

Rubén soltó una fuerte carcajada y le tendió una mano para ayudarla a ponerse de pie.

—Hagamos como si corremos y en cuanto se gire podremos seguir caminando.

Bae asintió con la cabeza y siguió el ritmo de su novio lo mejor que pudo. Ambos estuvieron bromeando y repitieron el proceso una y otra vez.

—¡Bae nada de parar!—le regañó el profesor al verla quedarse en su sitio.

Rubén se burló de ella e hizo como si estuviera corriendo, dejando atrás a Bae.

—Ya te alcance maldito traidor.

—No estoy para suspender esta asignatura, cielito, mi madre me arranca la cabeza si repito curso.

—¿Crees que la mía no? Esa mujer se convierte en Satanás.

—Por eso no estoy preparado para conocer a mi suegra.

Bae se río y le dio la razón.

—Ni yo a la mía.