Extra 6

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-¿Esto es lo último que tengo que firmar? -le pregunto Valentina a Jessica.

-Sí, con esto ya podemos irnos a descansar... -Noah y Alejandra ya se habían ido.

-Menos mal, me muero por ver a mi mujer -termino de firmar y cerró la carpeta entregándosela a Jessica, que sonreía por cómo le brillaban los ojos a su socia cada vez que hablaba de su esposa.

-Bueno, voy a dejar estos papeles guardados y me voy, que tengas una buena noche Valentina...

-Igualmente tu Jessica -vio cómo su socia salía de su oficina y empezó a arreglar un poco su escritorio antes de irse, terminó, se puso su chaqueta y recogió su bolso y su celular, que en ese momento comenzaba a sonar, se apresuraba a responder pensando que era su esposa, pero frunció el ceño apenas vio de quien se trataba- ¿Alejandra? ¿Qué? ¿Estás bien? Podrías hablarme con más calma que no te estoy entendiendo ¿Dónde estás? Ok, espérame allí, voy saliendo en este momento...

Valentina rápidamente salió de su oficina cerro todo y corrió hasta su auto, no sabía que le ocurría a Alejandra, pero sonaba desesperada y lloraba demasiado, era su socia y amiga, no podía dejarla sola.

En pocos minutos la ojiazul llego al apartamento de Alejandra, estacionó su auto, se bajó y entro al edificio de manera apresurada, los ascensores estaban ocupados, así que decidió utilizar las escaleras, llego a la puerta de Alejandra y toco rápidamente.

-Valen!... -fue lo primero que escucho la ojiazul apenas la puerta se abrió y un par de brazos envolvieron su cuerpo.

-¿Estás bien? -Valentina se separó un poco y vio los ojos llorosos de Alejandra.

-No, Valen -sollozo - Pero pasa, no te quedes allí parada, ponte cómoda -se hizo a un lado para darle paso a la ojiazul y esta se sentó en uno de los muebles.

-¿Quieres algo de tomar?...

-Un vaso con agua estaría bien -Valentina miro a Alejandra, pero no parecía haber nada raro en ella, además de sus ojos llenos de lágrimas, pero no le dio importancia, seguramente ya le contaría lo que le pasaba.

-Aquí tienes -Alejandra regreso y le entregó el vaso a la ojiazul que empezó a tomarlo rápidamente, a lo que Alejandra sonreía de oreja a oreja mientras se sentaba a su lado.

-Gracias! -dijo Valentina un vez había vaciado el vaso.

-De nada...

-¿Me podrías decir que te pasa?...

-Es que tengo problemas...

- Ya...-la vista empezó a nublársele y se sentía mareada.

-¿Estás bien Valen? -le pregunto Alejandra inocentemente.

-Yo...

-Ven, vamos a mi habitación, ahí te sentirás mejor... -la ayudaba a ponerse de pie.

-No... -apenas y podía mantener el equilibrio- Lla... llama a Juls, siento... siento que... que a voy a morir...

..........

Juliana miraba el reloj de su cocina, hacia más de tres horas que Valentina debió haber llegado pero no, la ojiazul no daba señales de vida, su teléfono estaba apagado, había llamado a Jessica y esta le había dicho que su esposa aún se encontraba en su oficina después de que ella se fuera. Los teléfonos del trabajo de la ojiazul tampoco eran contestados y eso la estaba desesperando.

Un sonido en la puerta captó su atención y en pocos segundos se encontraba abriéndola.

-¿Alejandra? ¿Qué haces aquí? -frunció el ceño, a ella era la última persona que esperaba encontrase parada en su puerta, la muchacha se veía algo perturbada, pero con una sonrisa de suficiencia en sus labios y traía en sus manos un sobre.

-¿Esta tu esposa en casa? -pregunto con un tono irónico.

-¿Qué es lo que quieres Alejandra?...

-Claro que no está, es decir, sé que no está, porque yo sé dónde está... -dijo en tono burlón.

-No tengo porque escuchar tus estupideces... -la morena hizo el intento de cerrar la puerta, pero Alejandra se lo impidió.

-Claro que te interesa escuchar mis estupideces, tu linda esposa no está en tu casa, porque ella está durmiendo en mi cama después de hacer el amor conmigo apasionadamente... -Juliana abrió sus ojos de la sorpresa, no podía ser cierto lo que escuchaba.

-No es cierto, tu solo quieres llenarme la cabeza con tus mentiras...

-¿Mentiras? -soltó una carcajada- Deberías ver esto -le estiró el sobre que tenía en una de sus manos- Claramente no son mentiras...

Juliana dudosa agarro el sobre y apenas vio su contenido palideció, su respiración se aceleró y sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas.

-Te dije que no mentía, hemos estado teniendo sexo por todos los rincones de su oficina, es tan buena... -dijo casi en tono sexual.

-Cállate ¡Cállate! -no podía creerlo, no podía creer que el amor de su vida, su Valentina, su Valentina la había engañado de la manera más baja, ahora entendía porque su negativa a creer que Alejandra aún seguía interesada en ella, la defendía porque lo sabía y se había estado acostando con ella- Lárgate ¡Lárgate! -sus lágrimas salían sin cesar, su corazón estaba completamente destrozado.

-Qué pena! me das Valdez, pero bueno, agradéceme que por mi tu adorada Valentina no te sigue viendo la cara de estúpida...

-¡Vete al infierno! -le cerró la puerta en la cara, su cuerpo empezó a rodar por la puerta y su llanto se hizo desgarrador.

Lo que no sabía Juliana es que mientras ella lloraba creyendo en una mentira, su esposa estaba sobre la cama de un hospital luchando por su vida.

Por otro lado, Alejandra salía disparaba a su departamento para buscar algunas de sus cosas, tenía que huir, si Valentina moría podrían culparla de asesinato si daban con ella y si no moría igual podrían acusarla de intento de asesinato aunque ese no haya sido su plan.

Se había pasado con la dosis de la droga y la ojiazul había empezado a convulsionar minutos después de que se había desmayado, minutos que había aprovechado para desnudarla y tomarle todas las fotos posibles.

La había llevado a un hospital público y poco conocido sin ningún documento de identidad, tampoco había dicho su nombre, si moría nadie iba a poder reconocerla o dar con algún familiar y menos darían con ella.

Había abandonado el auto de Valentina en un lugar de mala muerte con la esperanza de que lo robaran, seguramente así seria, su cartera con todos sus documentos y el celular los había votado en un contenedor cualquiera, limpio todo su departamento para no dejar ninguna huella que demostrara que la ojiazul había estado allí, imprimió las fotos y después se fue a la casa del feliz matrimonio a dar el toque final, quizás no todo había salido como esperaba, pero había logrado su cometido....






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Gracias por leer!!! hasta mañana chicas...

Beside You Juliantina g!p adaptDonde viven las historias. Descúbrelo ahora