🧶🧵Hilos del destino🧵🧶 [Twisted wonderland] (Concluida)

Espinas

Al no sentir el golpe los estudiantes que no habían sido librados del collar alzaron la vista preguntándose si sus compañeros habían logrado ganar contra aquellas enredaderas espinosas y abrirles paso hacia un lugar seguro. Pero aquellos que valerosamente habían sido su escolta desde que se avían separado del grupo más grande ahora estaban de pie completamente sorprendidos de lo que sus ojos veían.

Las hojas y pétalos del rosal que había sido arrojado sobre ellos caían con lentitud luego de que fue cortado en pedazos para que no lastimara a nadie aunque lo que más llamaba la atención eran una serie de extraños puntos carmesí que se movían inquietos de un lado a otro dejando un leve brillo rojo tras de sí. Pero lo que en definitiva se llevaba el broche de oro de aquella extraña situación era que Octavia estaba reteniendo las enredaderas con ayuda de aquellas inusuales partículas que se sostenían con firmeza de las plantas y de la herida que se había provocado una especie de neblina rojiza escapaba con lentitud haciendo que la cortada se cerrara por completo.

-¡¿Están bien?!-Pregunto preocupada girando levemente la cabeza para atrás cerciorándose de que nadie estuviera herido.

Sin poder comprobar nada tuvo que regresar la vista al frente cuando la enredadera empezó a jalarse para liberarse. Las soltó a la par que retrocedía de un salto y extendía la palma de su mano para después empujarla con el puño contrario a lo que uno de esos pequeños puntos brillantes creo una circunferencia plana que le bloqueo el paso a las enredaderas que empezaron a estamparse contra el muro queriendo atacar.

-¡R-rápido apunten al suelo! ¡Córtenlas de tajo!-Ordeno Octavia tratando de mantener su muro firme aunque le estaba costando demasiado.

El calor que invadía su interior la sofocaba y por momentos nublaba su visión pero se forzaba a no desmallarse. Debía sacar a esos chicos de ahí y luego volver con sus idiotas. Hubo un momento de duda en los alumnos quienes no supieron cómo reaccionar al hecho de que la chica sin magia los estaba protegiendo de alguna manera que no alcanzaban a entender y con una "magia" sumamente extraña.

-¡Ya la oyeron apunten!-El chico de cabellos verdes que había guiado al grupo fue el primero que cayó en cuenta de la oportunidad que les estaba brindado.

Siguiendo la orden más que nada porque su instinto de supervivencia se encontraba al máximo los que tenían la oportunidad de usar magia siguieron la orden en espera de que la barrera fuera retirara. Aunque no podía voltear para ver si ya estaban listos podía sentir la concentración de una magia ajena a la de Riddle lo que le fue suficiente como para retirar su única defensa.

-¡Ahora!-Ordeno sin moverse de su sitio lista para su siguiente movimiento.

Las enredaderas no perdieron oportunidad y apenas tuvieron el chance latiguearon para atacar pero nuevamente fueron atrapadas en esta ocasión por las manos al desnudo de Octavia quien se rasgó levemente por las espinas pero ni siquiera lo sintió y jalo con todas sus fuerzas para darle el blanco perfecto a los estudiantes. Las plumas fueron apuntadas y los ataques de diferentes elementos fueron lanzados en sincronía dando justo en el blanco logrando que las inusuales plantas dejaran de forcejear y la chica las soltara con enojo al caer en cuenta de lo que las espinas habían hecho.

-¡Mierda!-Pensó con enojo pero no le dio más importancia al asunto limitándose a sacudirse las manos para que las gotas escurrieran más rápido.

-¡Qué demonios fue eso!-Fue lo que escucho a su espalda.

Con el camino despejado los residentes no perdieron el tiempo y salieron corriendo directo a la salida no sin antes mirar de reojo a su inusual salvadora. Los alumnos de cabello verde y violeta fueron quienes se le acercaron preocupados el primero sorprendido y el segundo en pánico al ver las manos manchadas de rojo, cada quien tomo una palma listos para examinar y vendar con sus corbatas de ser necesario temporalmente hasta llegar a la enfermería aunque sus ojos terminaron abriéndose a su máxima capacidad al ver como esas heridas que deberían gotear a mares empezaban a cerrarse como si nada les hubiera pasado y la sangre dejaba de escurrir para empezar a levitar y volverse aquellos puntos luminosos.