Defensiva

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El calor de nueva cuenta era intenso y estaba empezando a resecarle la garganta. Sus pies descalzos no generaban ningún sonido a través de la caverna en la que estaba y conforme más avanzaba la luz de la salida parecía hacerse más fuerte aunque escucho el sonido de la lluvia y el aroma a tierra húmeda invadió sus sentidos. Llego a una parte que era más espaciosa que el resto y en ella se encontraba un león de melena negra y una cicatriz en el ojo izquierdo recostado plácidamente.

-¡Oh Zazu! Aligérate, canta algo que sea más rítmico.

Ordeno de repente y a su espada Octavia escucho el sonido de unas rocas removiéndose por lo que dio la vuelta topándose con que entre las costillas de algún animal se encontraba aprisionado un pájaro de plumaje azul brillante y un gran pico naranja cuya expresión era de fatiga en su máximo esplendor aunque lo que sus ojos reflejaban realmente era añoranza, como si su corazón extrañara los buenos tiempos.

-Ah, no tenía que hacer esto con Mufasa.

Murmuro con cansancio haciendo que las peculiares plumas que tenía por cresta bajaran ante su estado de ánimo. Pero sus palabras fueron audibles para aquel que poseía un buen oído y no se veía para nada contento.

-¡¿Qué?! ¿Qué has dicho? ¡Yo soy el rey!

Grito enojado dejando su cómoda posición para tomar una postura más amenazante a lo que la pequeña ave se encogió en su sitio sintiéndose afortunado de tener una ligera protección aunque Octavia percibió otra presencia por lo que desvió su mirada a la entrada de la cueva notando que tres hienas entraban.

-Oye jefe tenemos una queja.

Por la voz Octavia noto que se trataba de una hembra aunque la expresión de los tres intrusos recién llegados era casi la misma, enojo.

-No hay comida, no hay agua. Es la hora de cenar y no tenemos ni un taquito.

Se quejó otra hiena en esta ocasión un macho sin duda aunque su voz le pareció un poco divertida a la chica y la última expresión usada sin duda le había recordado a su senpai. Dejando de lado la molestia que tenía hace apenas unos momentos se enfocó en los recién llegados mirándolos con desdén antes de mirar hacia Zazu pero por lógica Octavia se sintió observada al estar frente al de plumas.

-Oh... cómanse a Zazu.

Se limitó a responder sonriendo levemente, ante la oferta la hiena que no había dicho nada se lanzó sobre las costillas que mantenían prisionera a la pequeña ave aunque Octavia por unos momentos sintió que la derribaría a ella aunque fue atravesada sin problemas y ante todo el brusco movimiento el de pico naranja salió volando apenas pudo. La chica trataba de ayudarlo a huir cuando un goteo bastante pesado capto su atención y algo le cayó en la nariz. Con sus dedos limpio esa extraña sustancia negra mirando hacia el techo de la caverna notando un hilo de color verde jade, justo como las profundidades de una selva virgen, aunque había algo que le pareció familiar y eso eran los segmentos oscurecidos y sin brillo que goteaban esa sustancia negra además de estar enredado a lo largo de todo el techo tensándose a cada momento reventando lentamente una que otra enhebra.

-Yo creí que sufríamos con Mufasa.

Se escuchó el murmullo de la hiena macho aunque fue evidente que quería ser escuchado porque la discreción al decir eso había sido prácticamente nula.

-¡¿Qué dijiste?! ¡Lárguense de aquí!

Gruño furioso el de negra melena mostrando sus feroces dientes y entre burlas las hienas abandonaron la cueva. Octavia desvió la vista hacia aquel león para llevarse la grata sorpresa de que ya no estaba, ni tampoco quedaban rastros de aquella ave a la que identifico como Zazu.

🧶🧵Hilos del destino🧵🧶 [Twisted wonderland] (Concluida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora