Esta historia es de @Taileska23
------------------------No puede recordar la última vez que hizo algo por la simple razón de sentir placer. Cada instancia de su vida había sido impulsada por resultados, sin importar si el hacer lo que ella quería era tortuoso, doloroso y solitario. Lo que soñaba lograr dependía de la frialdad en las conclusiones, ya que no todos los días una mujer, menor de 30 años, podía convertirse en socia de uno de los bufetes de abogados más grandes de Nueva York. Su difunto padre estaría muy orgulloso de este logro, pensando en todo lo que él la animó a hacer durante su juventud, fue para que alcanzara exactamente esa posición de poder. Él, un hombre ambicioso, que hizo su fortuna sin el apoyo de su cuna, el hijo de un comerciante, que se convirtió con mucho sudor y decisiones dudosas, en el mayor abogado criminalista de Boston. Sabía que no sería fácil huir de las comparaciones entre los dos.
Nacida en Boston, una ciudad más pequeña, que tenía su valor en el área de la ley, pero, para esa chica testaruda de ojos enfocados y deseos precisos, no era suficiente. Quería hacer su carrera en uno de los lugares más difíciles, para sobresalir en su práctica. Pero como Nueva York, es el gran centro efervescente de su zona, tomó la decisión, de meterse en una oficina en esta ciudad que no duerme, decisión no demasiado difícil para alguien que siempre ha sido una persona solitaria, con pocas amistades y ningún interés en no estar por trabajo. Le encantaba el ritmo de la ciudad, el tráfico infernal, las prisas del día a día, con gente de todas partes, que llegaba con un objetivo: llevarse bien en la vida (o eso era lo que pensaba). Creía que ésta era la vida de todo neoyorquino: despertarse, trabajar, regresar a casa y al día siguiente hacerlo de nuevo.
La gran reunión, que la consagraría como la nueva integrante de Parkers y Johnson, sería el lunes, exactamente a las cuatro de la tarde. Desde que su padre murió, había intentado verse con su madre en Boston cada 15 días para no sentirse tan sola. Sus hermanos tampoco vivían en la ciudad donde nacieron y ella, como era la única de sus hermanos que aún no vivía en el extranjero, asumió, que ir a ver a su madre, sería una carga que le tocaría llevar solo a ella, aunque no creía que el verse con su madre era algo tan positivo. No era una persona cariñosa, los abrazos no le gustaban y mucho menos que la tocaran. Su infancia no fue una de las más cálidas, con su padre siempre en el trabajo, y su madre, resentida por tener que criar a tres hijos, sin el apoyo emocional de su esposo. El dinero nunca les faltó, y era lo que su padre siempre le echaba en cara a su madre en las discusiones que se escuchaban en los rincones de esa enorme casa. Definitivamente el amor no fue algo bien infundado en ese núcleo familiar.
Siempre salía del aeropuerto JFK que, según ella, tenía los mejores servicios en el lobby, los vuelos con los mejores tiempos y las menores demoras. Este viernes, su asistente cometió uno de los errores que se convertiría en un curioso derecho para la joven que no está interesada en ningún tipo de intimidad.
- ¿Qué quieres decir, John, compraste mi boleto en el aeropuerto LaGuardia? - le gritó al joven mientras él temblaba frente a ella, sabiendo que su trabajo podría estar en juego.
- Lo siento, señorita Carvajal. Yo me confundí. Yo lo cambio señorita... - Su rostro aterrorizado la enfureció aún más por su incompetencia. No tenía paciencia para errores patéticos.
- Sabes que hay miles de personas que matarían por este trabajo, ¿no? Entonces, hazlo bien o te juro que destruiré tu carrera con solo una llamada telefónica, ¿de acuerdo? Ya no quiero ese tipo de malentendidos. - Su cara de furia podría convertir al hombre más seguro en gelatina.
Su asistente salió de la oficina inmediatamente para tratar de corregir su error dejándola en su oficina resoplando de frustración. Ya podía ver que este día sería largo. Cinco minutos más tarde, temiendo tener que enfrentarse a ella cara a cara, John llamó a la extensión de su jefa.
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Tu Toque I Juliantina I Terminada
RomanceAmbición. Esa fue la palabra que definió al heredero del legado de Carvajal. Ningún obstáculo la alejaría del inevitable destino de convertirse en la principal abogada criminalista de Nueva York. Ninguno más que ese toque. Esta historia no es mia. L...