POV JULIANA
No se puede tener todo en la vida. Eso es lo que dicen por ahí, ¿no? Y juro que yo solía creer eso. De hecho pensaba que yo, una chica simple con un pasado turbulento y sin apellido, no podía tener nada más que inseguridad, dolor, incertidumbre y solo la perspectiva de despertar para vivir el día. Nunca tuve un propósito, porque mi realidad nunca me dejó soñar con uno, pero lo que nunca ni siquiera imaginé es que cierta persona que al principio huía de mis caricias, me mostraría que yo podía cambiar mi historia.
Y ahí estaba yo, en plena transformación. Aquella niña, sin educación, que tenía miedo de su propia sombra de infelicidad, que no confiaba en nadie que se le acercara demasiado y que dormía en un asqueroso colchón porque no se creía merecedora de un mínimo de comodidad, ya no existía. Lo que soy en este instante es casi lo contrario de lo que era hace un año. Sí, todo ese drama ya había pasado para mí y podía ver por primera vez en mi vida, un futuro en el que tendría a mi lado a una hermosa mujer con ojos del color del cielo.
- Juls, no olvides pasar por el mercado más tarde. La gente necesita...
- Brócoli, papa dulce, zanahoria y salsa de soja. Yo sé amor. Ya me lo dijiste dos veces. – esta era mi nueva rutina. Discutir con Valentina por la mañana sobre las tareas del hogar. No me malinterpreten, creo que era uno de mis momentos favoritos del día, ¿saben por qué? Porque era normal, era sano, éramos nosotras.
- Lo siento cariño. Estoy muy estresada, ¿sabes? Y eso me vuelve repetitiva. - Apoyó los codos en la barra de la cocina y bajó la cabeza entre las manos, en una escena que mostraba lo agotada que estaba.
- Lo sé, Val. Lo sé. Y por eso te dije que me dejaras los preparativos a mí. No confías en mí para comprar todo correctamente, ¿es eso? – Tenía muchas ganas de que ella se relajara y me dejara hacer la casa, el quehacer, cuidar de ella, después de todo ella me cuidó mucho estos últimos meses. Mi recuperación tomó más tiempo de lo previsto. Tuve dos recaídas graves, y en ambas pasé un tiempo en el hospital. Valentina no me dejó sola ni un segundo mientras estaba en ese cuarto frío, siempre conectada a cables y aparatos. Mis pulmones tardaron mucho en recuperarse y cualquier inmunidad baja se convertía en un tormento para mí, mejor dicho, para nosotras, ya que ella sufría tanto como yo. Después de esos días de hospitalización, Valentina se volvió aún más preocupada por todo. Sentía que el peso de mi supervivencia estaba sobre sus hombros y me sentía muy culpable por todo. Yo estaba allí, viviendo en su departamento, sin poder trabajar, teniendo que ser atendida y sin poder hacer nada más que descansar y dejar que mi cuerpo reaccionara. Y encima, cada vez que teníamos sexo, ella se sentía mal después, pensando que al rato yo iba a tener un ataque por el gasto de energía de nuestros maratones, porque yo no podía hacer que se corriera una sola vez, y ella tampoco , así que terminabamos haciendo el amor durante horas. Desafortunadamente, desde mi segundo viaje al hospital, que fue hace tres meses, nuestra vida sexual no ha sido la misma debido a la preocupación constante de mi novia. Y mira, volví a trabajar hace un mes, tratando de demostrarle que tenía la fuerza para hacer lo que necesitaba. Está bien, fue en contra de su voluntad, pero después de una pelea porque ella estaba encargándose de todos los gastos de la casa, cedió, porque yo estaba demasiado incomoda con ello.
Esta noche sería especial. Hacía exactamente un año que estuvimos juntas por primera vez, en esta casa, en esta cama, que ya no era solo de ella, era nuestra. Le sugerí que hiciéramos algo en la noche para celebrar el momento en que ella se entregó a mí y quedé completamente enamorada, aunque ese día era uno de los más inoportunos posibles. Creo que nos merecíamos una pequeña fiesta, aunque fuera privada. Sugerí que comiéramos lo que comimos esa noche, solo que esta vez haría el plato siguiendo la receta de mi abuela. Pero justo ese día, Valentina tendría una prueba de fuego, el caso que podría cambiar mucho para nuestras vidas. Ella defendería a mi madre, tan surrealista como suena.
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Tu Toque I Juliantina I Terminada
RomanceAmbición. Esa fue la palabra que definió al heredero del legado de Carvajal. Ningún obstáculo la alejaría del inevitable destino de convertirse en la principal abogada criminalista de Nueva York. Ninguno más que ese toque. Esta historia no es mia. L...