La tormenta

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VALENTINA POV

Aquello fue una locura. Nunca debí haber invitado a Juliana a cenar. Cuando me excusé para ir al baño, lo primero que me pasó por la cabeza fue ¿qué estoy haciendo aquí? Estoy poniendo en riesgo todo lo que he logrado, ¿por qué? ¿Por una calentura que podría ser pasajera? ¿De una chica que apenas conozco, hermosa si, pero que apenas conozco? ¿Y como es eso de que ahora te gusta una mujer? Nunca me había sentido así y, aunque era aterrador pensar que podría sentirme atraída por ella, me sentía en paz a su lado, aun cuando ella era alguien que apenas y conocía. ¿Quién era yo a su lado? ¿Por qué era tan diferente? Me miré en el espejo, echandome agua atras de la cabeza, tratando de apagar el fuego que sentía. Mis ojos azules estaban de un tono más oscuro y biológicamente entendí el por qué.

Negué con la cabeza y decidí volver a la mesa. Tenía que tener tomar fuerzas para irme. Todo lo que estaba haciendo en ese momento estaba en peligro y, sobre todo, ella, ella estaba en peligro conmigo. Pero por un momento de conexión decidí ignorar ese hecho. Solo quería estar cerca de ella. ¿Era demasiado pedir? Al final, me di cuenta de que si lo era.

Cuando vi el mensaje que me habían enviado, me di cuenta de que todo podría tener un final trágico y que no me haría eso a mí ni mucho menos a Juliana. Agarré mi bolso y decidí huir. Simplemente no contaba con la traición de mi cuerpo. No contaba con la debilidad de mi carne cuando estaba cerca de ella. Yo la había besado. Y fue el beso más delicioso de mi vida. Corto, con miedo, sin aliento, pero era nuestro. Y nos lo arrancó mi miedo. ¡Mi miedo! ¿Tenía razón? Probablemente porque meterse con ese tipo de personas ciertamente no era algo que yo quisiera hacer. Y no podía abrirme a ella y ponerla aún más en peligro, peligro que espero que sea solo en sentido figurado y no literalmente, como ya dejaron claro que puede suceder.

¿Que haría yo? Mi vida se iría al infierno de todos modos, pero si elijo uno de los caminos, mi vida podría ser más corta de lo que me gustaría. Pero ¿y mi alma? ¿Vendería mi alma? No sé si siempre debería preguntarme qué haría mi padre a estas alturas, ya que los amigos que frecuentaban nuestra casa daban mucho que pensar. Políticos, banqueros, gente rica de todo el país insistieron en contratar a mi talentoso y astuto padre. Siempre fue mi ejemplo de dureza, frialdad, con su capacidad calculadora, su profundo conocimiento de las leyes y enmiendas. Pero, ¿cuál era su moral? Nunca antes había tenido un problema con esto. Nunca había cuestionado la moral de mi padre, ya que aprendí que todo tiene un precio y que lo que tenemos que hacer es dejar nuestro nombre en la cima de la sociedad de alguna manera. Y el mío, Carvajal, históricamente ya tenia un destino escrito.

No había dormido en días. No comía bien. Mi cabeza daba vueltas y no podía soportarlo más. Cancelé el viaje a la casa de mi mamá, esperando que ella no tuviera algo más serio y tuviera que correr al maldito aeropuerto. Traté de no pensar más en ella, necesitaba alejarme para que ella estuviera bien y pudiera arreglar mi vida sin daños colaterales. ¿Pero quién dijo que podía olvidarme de ella? Me recosté y me pregunté cómo esos labios podían ser tan suaves, cómo esa lengua me llenaba de una manera que nunca había sentido, cómo deseaba que pudiera pasar sus dedos por mi piel y volverme loca. ¡Dios mio! ¡Necesitaba una lobotomía! ¿Qué me había hecho, una especie de hechizo? ¿Realmente pondría a ella y a mí en riesgo de lujuria carnal? Eso pasaría. Tenía que ser fuerte. Pero no lo estaba siendo, estaba siendo devorada por dentro. El miedo, la soledad y la falta de algo para calentarme me estaban matando lentamente.

Después de unos días de que me escapé de ese restaurante, estaba en mi departamento, sentada, sin mirar nada. Había pedido un descanso del trabajo para lograr entenderme a mí misma, y fue entonces cuando mi celular volvió a vibrar. Cada vez que escuchaba ese sonido vibratorio, me estremecía por todas partes. En los días anteriores, solo recibía mensajes de trabajo, para actualizar documentos y ayudar con casos de oficina. Todo estaba tranquilo, hasta este momento. 

Tu Toque I Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora