POV JULIANA
Siempre pensé que el sexo en el baño era una imagen que solo salía en las películas, en las series, en las telenovelas, porque nunca lo había experimentado, nunca había tenido la oportunidad de estar con alguien en un baño espacioso hasta el punto de poder hacerlo, amar y besar a la persona sin tragar el agua que salía de la regadera. Y lo que estaba a punto de hacer con Valentina era mucho mejor que cualquier escena atrevida que se haya reproducido en cualquier canal o sala de cine. Confieso que todavía no estaba segura de todos mis movimientos y quería tomármelo con calma, no darle la oportunidad de tener otro ataque de ansiedad o simplemente abandonarme. Pero ella hablaba tanto, se comunicaba tanto que me daba la fuerza para seguir el ritmo de mis movimientos. Ya había soñado algunas noches con deslizar mi boca por todo el cuerpo de esta musa, pero una parte de mí creía que se quedaría solo eso, en un sueño. Todavía no podía creer que esta mujer, que para mis ojos es prácticamente perfecta, pudiera estar pidiéndome que la tomara. Era demasiado para mí. Mi centro estaba goteando solo por sentir la reacción de su cuerpo ya que ella ni siquiera me había tocado todavía. Y no tenía que hacerlo, yo quería complacerla, solo lo pensaba mientras bajaba mi boca de sus pechos, besando todo el espacio de su torso, pasando mi lengua por sus costillas, lamiendo su ombligo, mientras mi manos bajaban por el costado de su cuerpo.
- Val, si quieres que pare, avísame. - Quería que estuviera lo más cómoda posible.
- No quiero que te detengas. Por favor... - Era casi una súplica de alguien que nunca antes había experimentado ese sentimiento. Y ella realmente no tenía que suplicarlo, porque me encanta dar placer oral y ella estaba por descubrirlo ahora. Puedo decir que es mi posición sexual favorita. Mi mano derecha agarró su muslo izquierdo para levantarla y colocarla sobre mi hombro, abriendo su lugar más íntimo para mí. Elra perfecta, con un aroma propio, sin cabello a la vista. Podría vivir allí y ser feliz para siempre. Valentina hizo un movimiento ansioso con su cuerpo, esperando el primer toque de mi lengua con su centro. Estaba impaciente. - Juls, por favor.
- ¿Qué quieres, Val? Dime. - mi boca estaba a milímetros de ese punto que latía sin parar.
- Por favor. Hazlo ahora..
- Que. ¿Dime qué quieres que haga? - Sus gemidos desequilibrados y el movimiento frenético de su pelvis me decían que sería un gran orgasmo.
- Por el amor de Dios Juliana ¡OBEDECE!
- Esta bien, señorita Carvajal - y así lo hice. Ella me dijo que obedeciera, después de todo, yo era solo una masajista de aeropuerto y ella, bueno, tenía la parte íntima más hermosa que había visto en mi vida. En el primer movimiento de mi lengua, sentí su líquido caliente corriendo. Estaba muy mojada y eso me volvía loca. Con calma moví mi lengua de abajo hacia arriba, pasando por su entrada hasta llegar a su clítoris, ya endurecido por la lujuria. Era seguro que moriría por poder tener ese sabor todos los días en la boca.
- Ahhh Juliana ... Ahhhh. - Introduje mi lengua dentro de ella, ganándome un gemido más fuerte y placentero como recompensa. Me quedé allí un rato hasta que subí un poco para prestar atención a su botón de placer. Entregué mi lengua como nunca en mi vida. Estaba de humor, quería alimentarme de ella. Los gemidos iban acompañados de movimientos corporales inconexos, leves temblores en mi pierna y tirones en mi cabello, que admito tambien me encantaba. Sentí que no pasaría mucho tiempo antes de que alcanzara su clímax así que moví mi lengua aún más rápido y más certero. - Juls..ahhhhh Juls..AHHH..Yo me voy ... me voy ...
- Correte para mi, Valentina. Vente para mí ... - Y así fue, ella se vino. Fuertemente, con abundancia. La animé para que sintiera que ese momento era eterno. Normalmente era hermosa, pero correrse me hizo querer confesar en voz alta que estaba enamorada. Quería verla así para siempre, pero no podía decirlo ahora. Controla tu corazón, Valdéz. Sus piernas cedieron y la sostuve de modo que estuviera sentada en el piso de la ducha y calmara su respiración. Nos quedamos así por unos minutos, ella sentada conmigo, su cabeza descansando en mi hombro mientras yo le acariciaba la espalda. Podría acostumbrarme a esto, pero no debería.
ESTÁS LEYENDO
Tu Toque I Juliantina I Terminada
RomanceAmbición. Esa fue la palabra que definió al heredero del legado de Carvajal. Ningún obstáculo la alejaría del inevitable destino de convertirse en la principal abogada criminalista de Nueva York. Ninguno más que ese toque. Esta historia no es mia. L...