POV VALENTINA
Cuando me informaron que la recuperación de Juliana sería difícil, no podía imaginar cuánto. Durante el tiempo que estuvo inconsciente en el hospital, no dormí casi nada. Tenía pesadillas con lo que pasó. La veía todo el tiempo cayendo al suelo, cubierta de sangre, tratando de tapar con mis manos aquella herida. Era un bucle que me estaba volviendo loca. Cuando la vi despierta, sentí como si algo del terror hubiera desaparecido, como si tuviera esos cálidos ojos marrones calentándome. Ella estaba viva y necesitaba tratar de sofocar el dolor del momento en que casi la pierdo.
Los días en el hospital parecían repetirse. Juliana mejoraba poco a poco cada momento que pasaba, pero su respiración y habla estaban comprometidas y solo con el tiempo se recuperaría por completo. Cuando finalmente le dieron el alta, ni siquiera pregunté, iría a mi casa. No tenía opción de volver a ese pequeño departamento con poca circulación de aire, con paredes con signos de infiltración y moho en algunos muebles. ¿A quién quieres engañar, Valentina? Ella no volvería allí porque la necesitabas a tu lado. Has mejorado en tu altruismo, pero no tanto. No importa la verdadera motivación, lo que importaba era que ella se merecía el mejor lugar para que su caso mejorara y ese lugar era a mi lado, porque me dejaba cuidarla y yo haría todo lo que estuviera en mi poder.
Los primeros días fueron muy difíciles. Juliana necesitaba cuidados más intensos, aún sentía dolor en su cuerpo cuando respiraba profundamente y evitaba hablar para no cansarse. Me desviví para que estuviera lo más cómoda posible, pero confieso que me estaba agotando. Pedí a mis jefes que adelantaran mis vacaciones, que ahora también llegaban a su fin. En algún momento, Juliana estaría sin mi presencia durante el día y no sé cómo le haría, pero yo era una mezcla de ansiedad, euforia y tristeza.
- Val, descansa. Yo estoy bien. - Trataba de calmarme recostada en la cama, lista para dormir.
- Ay, Juls. No sé si debería volver. ¿Qué tal si pasa algo? - Estaba muy nerviosa. Caminaba frente a ella, casi mordiéndome todas las uñas.
- Para...de...caminar. Por favor. Su habla era baja y pausado. Ella me volvió loca. Incluso en esta situación, con su cuerpo frágil, recuperándose de un disparo a quemarropa, era dulce, tenía una mirada que me derretía. - Ven aquí. Extendió su mano y me pidió que me sentara a su lado en la cama. - Va a estar...todo...bien.
- Pero Juls...
- Sin peros. Debes... necesitas... volver a... vivir tu vida.
- Pero ¿y tu? ¿Qué hago contigo? ¡No quiero dejarte sola, Juliana!
- Voy a estar aquí. Esperándote... - Sonrió y me atrajo hacia sus cálidos brazos y su tierno beso, sin el cual ya no sabría vivir.
Ella tenía razón. Volver a mi trabajo me hizo bien, hasta cierto punto. Me encantaba el ambiente legal, me encantaba saber la constitución al derecho y al revés, nada -o casi nada- me daba la satisfacción de ser vista como una profesional exitosa, pero desde aquello que pasó con la familia Valdés, confieso que el tipo de clientes que veía cada día me hacía sentir algo diferente dentro de mí. Y ahí estaba yo, un viernes, con otro rico frente a mí que solo quería librarse de una multa millonaria por evadir impuestos durante unos años.
- ¿Me está escuchando señorita Valentina?
-Ah, disculpe ¿Que decía?
- Primero, le estaba dando las gracias por su buen desempeño. Estoy seguro de que me ayudará a resolver mi problema en poco tiempo. Dijo con una sonrisa de suficiencia en su rostro.
- Sí, estoy aquí para eso. Le devolví la sonrisa, pero la mía era menos entusiasta.
- Y lo que te comentaba también que es usted muy atractiva. - ya se había tardado en hacer un comentario asqueroso. – Cuando todo esto se resuelva, ¿Podría tomarse una copa conmigo? – en sus sueños, ¿verdad?
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Tu Toque I Juliantina I Terminada
RomanceAmbición. Esa fue la palabra que definió al heredero del legado de Carvajal. Ningún obstáculo la alejaría del inevitable destino de convertirse en la principal abogada criminalista de Nueva York. Ninguno más que ese toque. Esta historia no es mia. L...