Dos Palabras

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POV JULIANA

- Juls, por favor. Respira, mi amor. ¡Respira!

Sin querer me transporté directamente al último momento en el que me topé por primera vez con la mirada de ese idiota. Otro de los momentos más doloroso de mi vida, en todos los sentidos.

****

- Juliana, acércate, por favor. - García me tendió la mano para que entrara a una oficina de su millonaria casa. A su lado estaba ella. Siempre con la mirada perdida, enfocada en nada, completamente drogada. Y así era como él la quería. - Saluda a tu madre, Juliana. No le faltes al respeto.

- Hola, Lupita. - Hablé con disgusto y aversión a esa persona, que ni siquiera podía responder a un saludo.

- ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo? ¿Ropa nueva?

- No necesito nada. - Se levantó acercándose con una mirada hambrienta, con tanta lujuria que me provocaba ganas de vomitar. Estaba allí en contra de mi voluntad, prácticamente obligada porque toda mi familia le debía dinero a ese hombre tan repugnante, incluida mi abuela, que tuvo que ceder en sus últimos momentos, necesitada de protección, y todo para que al final fuera en vano.

- Me alegro de que esté bien instalada. Supe por algunas personas que ya eres la chica más popular por aquí. - hablaba rodeando mi cuerpo y pasando su mano por mi hombro. Llevaba meses en ese infierno y era él quien me daba el dinero para pagar mis deudas. De cada trabajo que realizaba, me quitaba una pequeño monto. Lloraba todos los días. Me sentía sucia, me sentía violada, tanto del cuerpo como del alma. Yo no me merecía eso y, sobre todo, no tenía por que pagar los pecados de mi madre. - Juliana, creo que habrá que revisar nuestra deuda. - habló directamente mientras pasaba su repugnante mano por mi brazo.

- ¿Perdon? Estoy haciendo todo lo que me pides.

- Sí, y estoy muy orgulloso de ti. Pero, lamentablemente, tu hermano pequeño no coopera. - Mi mandíbula se cerró con tanto odio. Odiaba mi propia piel, odiaba todo lo que me rodeaba y especialmente a mi familia.

- No estoy entendiendo.

- Tu querido hermano, sangre de tu sangre, se llevó una bella cantidad de mercancía para vender. Hizo un anuncio completo que ya tenía comprador, que era bueno. Le creí, ¿sabes? Pensé que había aprendido la lección. - Podía sentir su aliento caliente en mi cuello y miré a mi madre, que me miraba pero no me veía.

- ¿Y qué quieres que haga al respecto? - dije queriendo una respuesta rápida para que me dejara en paz.

- No seas tan arisca jovencita. Seré bueno. Te daré dos opciones, ¿qué tal? - mi mandíbula seguía cerrada, esperando la falsa benevolencia de ese ser. - Opción 1. Realizas un viaje corto al extranjero, llevándote la mercancía que tenemos que entregar.

- ¿Como una mula? - Hablé en un tono más alto.

- Calmate chica. Sé que esta opción es la menos adecuada para una chica hermosa como tú. Incluso porque la mercancía iría a lugares incómodos. - Todo lo que quería era estar en los brazos de mi abuela, a salvo y lejos de allí. - Opción 2 creo que la preferirás. Es bastante simple: tendrás que reemplazar a tu madre.

- ¿QUÉ? - mi madre y yo hablamos al mismo tiempo. Ahora estaba más atenta, todavía confundida, pero presente tanto como podía.

- Vaya, pelean por el puesto de esposa del jefe, ¿qué tal? - Se rió y aplaudió. 

- Yo no voy hacer eso. Olvidalo. - dije con firmeza y lo miré fijamente. Rápidamente su mano derecha fue a mi cuello y apretó, dejando una marca que vería más tarde. - Tienes tus opciones. Se inteligente. Creo que sabemos lo que vas a elegir, pequeña perra.

Tu Toque I Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora