Relajarse

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JULIANA POV

Entonces por fin realmente iba a suceder. Le daría un masaje a Valentina Carvajal. Ella quería que yo le diera un masaje. Y ahora, me encontraba perdida en mi pensamiento, entre ser una profesional o no poder controlarme, a pesar de que ella fue clara al decirme que tiene dificultades con la proximidad de las personas. Pero yo no era cualquier persona, ¿verdad? Si estaba aquí, era porque ella me veía de manera diferente a otras personas, o al menos eso quería pensar yo. Entiendo que a mi ella me interese. Es encantadora, decidida, testaruda, fuerte, hermosa, pero ¿qué veía ella en mí? ¿Por qué me sentía tan reacia a entrar? Por un lado, mi cuerpo y mi corazón me decían que dejara de pensar demasiado y me relajara. Sería su primer masaje y no sé qué haría con ese cuerpo escultural. Y por otro lado mi mente, que ponía  nuestras diferencias, los problemas que habíamos enfrentado hasta ahora conociéndonos tan poco, y el hecho de que yo ya había decidido irme. En poco tiempo, la dejaría atrás junto con todo mi pasado.

Pero aquí estaba yo, junto a la cama de esa mujer ridículamente atractiva, con un aceite de jazmín en las manos, aturdida, esperando que apareciera Valentina para que comenzara la sesión de tortura, o más bien el masaje. Que las Diosas me den fuerza en este momento para que no la asuste y me controle para no morder esa piel blanca mientras la masajeo. Y finalmente apareció, vestida con pantalones cortos, una blusa gris holgada que cubría la mayor parte de su cuerpo y un sostén negro, que podía ver por el tirante que se le veía en el hombro, donde le caía la blusa. Oh sí, Juliana. Estás jodida. 

- No sabía qué ropa tenia que ponerme. Así que me puse mi atuendo de casa. - ¿Yo estaba babeando o era solo mi imaginación? 

- Hmm ... es ... en realidad, necesito ... que te lo quites.

- ¿Todo?

- ¡¡¡NO!!! - Prácticamente grité de desesperación. - Lo siento, no. No todo. Solo la blusa. Puedes usar un top o un sostén. También puedo hacerlo con la blusa, si no te sientes cómoda. 

- Me quitaré la camisa. - y así lo hizo. Ella me dio la espalda y yo también. Me sudaban las manos, estaba más nerviosa que el día que tuve que hacer una audición para conseguir mi primer trabajo como masajista. Tenía un buen currículum, pero seamos honestos, estaba un poco falsificado ya que no tenía educación formal. Siempre me sentí una farsante, pero en los momentos en los que me ganaba la inseguridad, siempre pensaba en las enseñanzas de mi abuela, que tampoco tenía educación y solo hacía el bien a las personas. Utilicé mis medios para obtener un título y siempre me esforcé por dar lo mejor de mí a mis clientes. Pero esta situación en la que me encontraba era ridícula. Estaba más allá de cualquier masaje que hubiera hecho, ya que la anticipación era enorme, tanto de ella como de mí. Necesitaba calmarme y recordar todos los puntos necesarios para tratarla. Cuando me di la vuelta, me encontré con una visión del paraíso. ¿O de mi infierno privado? Valentina Carvajal, una abogada obviamente exitosa, de una familia tradicional, solo usaba su sostén que tenía que ser de encaje para matarme un poco más y pantalones cortos que no eran más que braguitas grandes. Temblé como si nunca en mi vida, pero todavía tenía que tratar de verme seria.

- Perfecta. Quiero decir, perfecto. - tu muy bien. Valdez. - Acuéstate en la cama, por favor, boca abajo. - lo hizo y rápidamente agarré una toalla y cubrí su parte inferior del cuerpo, porque ¿cómo iba a concentrarme más allá de ese trasero?

- Juliana, estoy un poco nerviosa. - con tono infantil me llamó la atención y la vi temblar, tanto o más que yo. Esto no podía ser normal, tanto fuera de control como eso.

- Para ser honesta, yo también lo estoy. Y por algunas razones. Una porque no quiero que te escapes y la otra porque no quiero defraudarte - Volvió su rostro, que estaba apoyado en una almohada, hacia mí.

Tu Toque I Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora