12:
U N B U E N P L A N
MAIA:
La mañana del domingo llega y el primer pensamiento que aborda mi cabeza es el mismo que no me dejó dormir.
Casi beso al docente Erick...
Podría culpar a la ira que me controlaba en ese momento, o quizás al extraño sentimiento de confusión que generó en mí el tenerlo tan cerca. Pero en el fondo sé qué, no hay excusa valida que me salve de mi acción.
¡Que me hubiera visto haciendo esas cosas fue un completo nocaut!
¿Qué hubiera ganado besándolo? ¿Podría controlarlo aprovechando sus instintos sexuales primitivos para que no le diga nada a mi familia?
La verdad no sé, sin embargo, no creo probables mis hipótesis.
No, eso no es...
Aunque no quiera aceptarlo, en aquel momento, quise besarlo... ¡¿Pero besarlo por qué?!
Llevo la almohada a mi rostro e intento asfixiarme.
¿Qué diablos le diré cuando lo vea...?
Aparto la almohada de mi rostro y me pongo de pie, me doy un par de palmadas en mis mejillas y observo a Coco durmiendo plácidamente al otro costado de mi cama.
Ojalá pudiera ser tú en estos momentos, Coco...
Lavo mi cara con agua fría y me dirijo a la cocina por un vaso de agua. Abro el grifo y lleno el vaso. Bien, soy una mujer adulta, puedo controlar muchas cosas alrededor de mi vida, vivo sola y me mantengo por mí misma. Soy completamente capaz de hablar con el docente Erick y dejarle las cosas claras. No busco en él nada que no involucre lo académico. Que hubiéramos tenido un encuentro sexual antes, eso ya está en el pasado.
¿Quién se acuerda de eso?
—Eso es —tomo el primer trago, y acto seguido, bebo toda el agua. Dejo el vaso sobre la platera y me dirijo a mi habitación. —Vera, ayer estaba muy confundida —empiezo a practicar, mientras busco en mi closet un suéter de mangas largas. —, y que estuviera tan cerca de usted no significa nada, de hecho, quería saber si no se había desmayado. —visto el suéter y me dirijo a la puerta, sitúo mi mano encima de la manija e intento abrirla, sin embargo, repito lo que hice toda la noche anterior: Cerrar la puerta y darme cuenta que no puedo hablar con él.
¡No podrá creer una excusa tan escasa de fundamentos sólidos!
Me dirijo al sofá y me dejo caer en los acolchados cojines. Mi cabeza queda observando el techo y mis talones golpeando los laterales del sofá. Aparto los mechones del cabello que quedaron en mi rostro y cubro mi vista con mi antebrazo derecho.
Físicamente es atractivo, pero no me agrada en lo absoluto.
No me gusta, ese hombre no me gusta en lo más mínimo. De hecho, podría decir que siento hacia él cierta repulsión extraña. Lo veo y me enoja, sin siquiera haber hecho algo, logra caerme mal. Su presencia me incomoda y su actitud me fastidia.
Tiene muchas cosas que se le parecen a mi padre...
—¿Por qué tuve que acostarme con él? —me recrimino, en voz baja.
Sé cuál fue el motivo, y que lo sepa solo logra enojarme más. No fue por despecho, mucho menos porque esa sea mi rutina de todos los fines de semana, en realidad, esa fue la primera vez que hice algo como eso. Me sentía tan insegura que tuve que ir al bar de un conocido, y todo por un absurdo prejuicio acerca de mi virginidad.
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Porque esta es mi primera vez
Romans¿Qué sigue después del primer amor? Erick estaba a punto de casarse hasta que descubrió la infidelidad de su prometida. Maia trabaja como modelo webcam y tiene la necesidad de perder la virginidad para demostrarse que el amor no importa. Ella es un...