14:
P E L I G R O
MAIA:
Esta mañana quise proponerle el trato al docente Erick que pensé la noche anterior junto a Catalina, sin embargo, el hombre había abandonado su departamento mucho más temprano de lo que imaginé, y aunque hoy hayamos tenido una clase, este no es lugar para hablar de algo como eso.
Ser precavida es de mucha ayuda, nunca se sabe que puede pasar.
La última clase del día para mi es actuación, la cual acaba de terminar hace un par de minutos. Soy la única de mis hermanas que está estudiando actuación, y por si se lo pregunta: No, no me arrepiento. De hecho, es relajante. Me hace olvidar todos los problemas que tengo por unos instantes y me brinda la oportunidad de respirar. El escenario se ha convertido en el único espacio en el cual puedo ser yo.
Estiro mis brazos hacia arriba después de haber cerrado mi locker, dejo salir un suspiro de cansancio y dirijo mi mirada hacia Catalina. Ella amarra su cabello con una banda elástica y limpia el sudor de su frente con la palma de su mano izquierda.
—Es una hoguera —indica, antes de observarme. —. ¿Cuándo tu viejo mandará por un aire acondicionado?
—No creo que lo haga —bajo mis brazos, para después vestir el bolso en mi espalda.
Una de las razones por las cuales el salón de teatro no ha sido remodelado, es por mí. A veces suelo sentirme culpable por los demás estudiantes, pero si lo pienso como una manera efectiva de bajar peso, creo que no es tan malo.
Catalina toma su bolso y ambas abandonamos los camerinos para después dirigirnos a la salida del teatro subiendo las escaleras. Ha sido un día largo, por no comentar extenuante, e imagino que la noche será un poco más larga si decido hablar con el docente Erick. Ya está un poco tarde para pasar por la tienda de relojería, y según rumores que se han extendido desde las primeras horas de clases, las calles alrededor de la universidad están más peligrosas de lo normal.
Al salir a los pasillos de la universidad, aún hay estudiantes dirigiéndose a la salida. Catalina y yo nos unimos al mismo trayecto, y al estar transitando en dirección al ascensor, mi nombre es llamado a través de las paredes del pasillo. Me doy la vuelta al identificar la voz de mi padre.
Si, la de mi padre.
Mi sentido común le manda una alerta a mi cerebro, la cual responde acelerando mi corazón. Mi padre guarda silencio, mientras lo rodea un aura amenazante. Quiero hablar, decirle si ocurre algo, sin embargo, él me da la espalda.
—Sígueme —manda con voz cortante, empezando a caminar.
Imagino que quiere que lo siga hasta su oficina. Pero, ¿Por qué?
¿Acaso hice algo?, o peor que eso. ¿Se enteró de algo?
—¿Quieres que te acompañe? —indaga Catalina.
Quiero eso, quiero que me acompañe. Me aterra lo que pueda suceder.
—Oye, maya —llama.
Pero, si me acompaña, puede ser que sea testigo de una de mis mayores debilidades. Mi relación familiar.
—No, estoy bien —la observo, antes de sonreír. —. Veré lo que quiere, por ahora ve a casa. Tu autobús solo pasa hasta las 8 de la noche, ¿no es así?
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Porque esta es mi primera vez
Romance¿Qué sigue después del primer amor? Erick estaba a punto de casarse hasta que descubrió la infidelidad de su prometida. Maia trabaja como modelo webcam y tiene la necesidad de perder la virginidad para demostrarse que el amor no importa. Ella es un...