"Fin"

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Uno, dos, tres... El sonido del viento.

Uno, dos, tres... El dulce calor de los rayos del sol.

Pi... El final.

Nunca sabes cuándo cerraras los ojos y no volverás abrirlos, por eso tú cerebro guarda cada objeto, cada palabra, cada sensación del día, es necesario, para su propia supervivencia. Somos el sentimiento más grande, el que más se percibe. Y al mismo tiempo somos una bomba de relojería a punto de estallar, de cometer el último acto y separarse de lo incorrecto, por qué en realidad somos máquinas imperfectas con tiempos determinados, nuestra fecha de caducidad tiene números, hora, minutos y segundos. Cuyo valor es inútil para muchos, para otros... Es solo el comienzo.

Estaba deseando salir del hospital, mis padres aún querían que me hicieran más pruebas, que recuperará las fuerzas y que me examinarán. Pero conseguí convencerles, ni siquiera sé cómo, conseguí convencerles para irme con Leinsa. Viviría con ella unos meses hasta que pudiera moverme con facilidad.

-Bien pues ya está todo, está es la última caja. -Practicamente no me movía, apenas me dejaba ir al baño. -Hay muchas cajas... ¿Enserio necesitas tanta ropa?

-Si, yo no me meto con tu pedazo de armario, el cual por cierto ocupa dos habitaciones.

-Jake mate princesa, tú ganas, pero que sepas que espero que te pongas todo.

-Bueno... Ya veremos.

Leinsa estaba muy cariñosa y atenta, siempre pendiente. Pero apenas me tocaba, apenas me besaba, había formado un comportamiento... Más de madre.

Jamás olvidaré la noche del tres de abril, habíamos terminado de cenar, por primera vez después de dos meses con ella, me dejó cocinar a mí, a base de súplicas. Mientras tanto ella estaba en el sofá esperando el banquete que le había preparado. Cuando puse la mesa y la avisé de la cena su cara cambio, el cansancio de día atrás desapareció y se dedicó a mostrarme su mejor sonrisa.

La cena le encantó y enseguida me premio con un masaje que me relajo un montón. Pero cuando la cosa se intensificó empezaron los problemas.

-Parece que ya no te gusto.

-No es eso Ann. -Intentaba acercarse pero yo la alejaba. -Porfavor... Escúchame.

-No Leinsa, accedí por ti, tú quisiste que viniera y joder me tratas así... Paso me piro a dormir a la otra habitación.

-¡No! No quiero que te alejes de mi.

-Tarde Leinsa, cuando tengas las cosas claras me avisas, pero, quizas sea tarde.

Llore muchísimo aquella noche, solo quería que ella me abrazara, pero era imposible, nuestra "relación" por llamarlo de alguna manera se estaba yendo a la mierda. Cada vez nos alejábamos más y cada vez nos hablábamos peor.

-Tengo que curarte las heridas.

-Olvidame.

-Ann, tengo que curarte porfavor túmbate. -Su tono era de paciencia y con cierta resignación. Intento acercarse pero enseguida la aleje.

-Me voy Leinsa, no quiero seguir así, y está claro que seguiremos así, es mejor que me vaya, tú a tu vida y yo a la mía, las cosas no funcionan.

A veces quitar la tirita con rapidez, duele menos, aunque en realidad, el dolor es el mismo. La piel se endurece preparándose, el bello se levanta impactante y ya..., Solo queda tirar. El problema es que ese tirón se resiste, muchas veces incluso desea permanecer ahí por qué sabe que será la ultima vez, pero nosotros, ya hemos decidido sentir ese pequeño dolor.

Hay cosas que son como piezas de puzzle, pequeñas historias que entre ellas encajan y que la que parece de la misma historia, resulta ser de otra. La verdad es que tomamos decisiones que nos rompen, y lo justificamos con acciones aún peores, somos capaces de hacernos daño una y otra vez, pero, somos incapaces de perdonarnos.

Y, es mejor decir adiós.

MIL GRACIAS POR HABER LEIDO! Espero que os haya gustado y que la hayais disfrutado tanto como yo. Deciros tambien que he empezado un nuevo proyecto que creo os va a encantar los TRUE CRIME, crimenes reales que no te dejaran dormir... me ayudariais muchos is les dais un like, os suscribis y los compartis ya que es un contenido que esta emepzando en el canal y necesitaria un poquito de ayuda. MIL GRACIAS SIEMPRE! Os seguire trayendo historias increibles :)

"A mis 25... una, ¿profe?" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora