Martes por la mañana y no he dormido nada... Tengo sueño, tengo hambre y literalmente me voy durmiendo por los rincones. Encima para más inri al asunto llego tarde a la primera sesión con la señora Falcón. Tras varios avisos de su secretaria comunicando la cita, cito textualmente. "La cita es ya. Y llega tarde." Cómo si no supiera a qué hora era, será que no me ve correr por el metro, esquivando a la gente y dándome con todo por ser algo torpe.
-Hola vengo a la cita de la señora Falcón, soy Ann La costa Velanger. -La secretaria miró por encima de los papeles, sonrió mientras negaba y me indico que esperara.
-Menos mal que la he avisado señorita Ann... -Pronuncio con cierto rentintin.
Tenían un reloj que no paraba de sonar, según iban pasando los segundos, ese tick tick sete metía en la cabeza. Además los pacientes que estaban aquí esperando, se dedicaban a llevar un pañuelo consigo o a moverse de lado a lado buscando vete a saber que... "Todos locos..."
Pasaban los minutos y yo cada vez me ponía más nerviosa, de hecho empezaba a mostrar bruxismo y el tick de la pierna que cuando me aburro se activa. Ante aquellas atentas miradas, por ser la más joven.
-¿Ann La costa Velanger? "Por fin..."
Corrí hasta ponerme a la altura de la secretaria, nuevamente sonrió apoyando su brazo en mi hombro. -Has tenido suerte de que no sea enfadado. -Susurró.
La secretaría abrió la puerta provocando que la imagen de la psicóloga resultará, y que todos esos miedos más o menos se disiparan. La señora Falcón sonrió cediéndome el paso mientras se disculpaba por terminar unos trabajos.
-En seguida estoy contigo.
La mujer tendría unos 50 y algo tal y como me dijeron, llevaba una bata blanca que le llegaba hasta las rodillas, el pelo ondulado totalmente blanco, y unas gafas muy sencillas de color azul que perfilaban más su rostro. Era zurda, y tenía una destreza difícil de explicar, la primera persona que veía que tras firmar y firmar papeles seguía con el semblante perfecto para proceder.
-Bien, señorita La costa. -Se acercó hasta estar a la misma altura, sentándose justo en frente en un sillón al que se le notaban los años. -Me gusta su apellido, suena de mujer poderosa. -Sonrió.
Al ver mi actitud indecisa acarició las manos que tenía entrelazadas jugando entre ellas para no mirarla y no hablar, en cierta forma me veía obligada a estar aquí. Respiró hondo obligándome a hacer lo mismo, luego soltó el aire mientras me tapaba los ojos.
-Respira... Siente como todo se desvanece.-
La señora Falcón guiaba mi respiración junto con los latidos de mi corazón que iban poco a poco disminuyendo, era una sensación extraña, por qué aunque intentará relajarme seguía con la cabeza en mil cosas. Imágenes he imágenes que se iban formando hasta llegar a ser solo un vacío.
-Bien ante todo necesito que empecemos desde el principio, por ejemplo... ¿Tienes pareja? -Aquello pregunta me pilló por sorpresa, no sabía que contestar...
Por una parte Leinsa sí que lo era, o nos comportaba mis como tal, pero tampoco habíamos formado nada formal con palabras, ni ella me había pedido directamente ser su novia, ni yo me sentía segura para ello. Supongo que en el fondo Leinsa lo sabía, y que quizás por eso no daba el paso.
"Contesta..." -Ham... No lo sé con exactitud. -La señora Falcón subió una ceja. -Quiero decir sí que estoy con alguien, pero no hemos formalizado nada.
Falcon asintió mientras escribía. -¿Consideras que ella es tu pareja?
Trague en seco. -No lo sé...
-Esta bien... Normalmente cuando uno se siente de alguien sabe apreciarlo como tal, con esto no quiero decir que seas de su propiedad, si no que tus sentimientos no están al 100% en ella, lo que quiere decir que tus expectativas con tu "pareja" son nulas.
-No haber a mí ella me gusta.
-¿Que edad tiene?
-33
-Interesante... -Comenzo a escribir de nuevo observando fijamente mis manos, las cuales se movían con duda. -Veras... Cuando elegimos una pareja mayor que nosotros es por qué esperamos expectativas muy altas, una puede ser la protección que supone estar con alguien más mayor, otra la jerarquía que está tiene, bien en trabajo, bien un estatus social alto, la tercera es educación, sentir la necesidad de tener a alguien que pueda enseñarte lo que tú no aprendes. Por último la cuarta, deseo sexual, si sumamos protección, atracción, e inteligencia tendríamos a una mujer de alto rango adquisitivo, de ahí que esa mujer te guste.
-¿Me está llamando materialista? -La corte algo enfadada.
-No, pero tú quieres una vida ya construida, y que de ahí la construyan contigo, Leinsa tiene todo lo que a ti te gusta, y si no habéis formalizado nada es simplemente por qué sigues enamorada, lo que no se es de quien, pero, tiene fácil solución... Verás... Somos nosotros los que ponemos los altos rangos de los demás en nuestras vidas, la mayoría de las personas tienen el ego y su estanding por el suelo, fuiste tú quien puso a tu gran amor arriba y solo tú quien puede derribar esa escultura para dejar hueco a Leinsa. Pero, esa es tu decisión.
+34754524521
Princesa ¿Dónde andas?-Lo siento es... -Dije cogiendo el móvil.
-Tranquila contesta. -La señora Falcón ni se inmutó, observó cómo mis dedos se movían con rapidez por la pantalla.
Ann👀
Perdona, ahora mismo estoy ocupada quedamos más tarde o otro día 😘+34754524521
¿Cómo? ¿Cómo? Espera... ¿Dónde estás Ann?Ann👀
Ocupada ya te lo he dicho...+34754524521
Ann... Escúchame... Dime dónde estás, por favor...Ann👀
En el psicólogo... 🙄+34754524521
¿Estás yendo al psicólogo y no me has dicho nada? 🤦La deje en visto cortando la conversación, la señora Falcón no para de observar mis estados según Leinsa hablaba, por lo que decidí terminar cuanto antes.
-¿Me dejas leerlo? -No sé por qué asentí, pero algo en ella me daba mucha confianza.
Leyó la conversación, de principio a fin cada palabra y cada emoji, de vez en cuando se reía o fruncía el ceño según lo que fuese leyendo.
-Leinsa es muy protectora.
-Y muy mandona. -Sonrió.
-Muy protectora. Toma te ha contestado.
+34754524521
Ann mi vida... Si necesitas ayuda lo entiendo. Sé que yo no puedo hacerlo, por qué no puedo ser neutral, pero al menos déjame llevarte a las sesiones.-Deja que lo haga, deja que te apoye como la otra nunca hizo.
ESTÁS LEYENDO
"A mis 25... una, ¿profe?"
De TodoA ver si, puede que no te ha lógica, puede que incluso sea un tanto estante entender la situación. Pero si, a mis 25 añazos ya cumplidos desde octubre, obtengo la afortunada respuesta del universo, ese que por alguna razón está en mi contra, contand...