"Gran día."

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La apertura.

En fin respirar hondo, mirar a todo el mundo, saludar, bailar y salir corriendo lo antes posible. Una tarea fácil que de seguro algún trastocado provoca que vaya a pique, lo más probable un cliente toca pelotas que no tenga mejor que hacer que meterse en mi camino.

Antes de la apertura tenemos una pequeña formación de última hora, básicamente nos explican por última vez todo el proceso, como lo haremos que debemos hacer y que no. Y sin embargo sigo pensando dentro de mi, en ese lugar que nadie conoce, que esto, no es buena idea. Y más estando tan cerca...

Parece que el universo en mis peticiones va con retraso, cuando llegue aquí hubiera e hice todo lo posible por estar trabajando en el centro, ahora... Es un problema.

-Bon dia nois. -Parecemos niños de escuela esperando a que nos aprueben los deberes, aparte de sentados tenemos delante dos folios con varios bolígrafos. Y si es en catalán... Tenemos un gran problema. -Bueno bon día nois, ante todo voy a presentarme, me llamo Leinsa, es francés por si alguno no sabéis pronunciarlo no importa. Ante todo me presento soy una de las formadoras y directoras de la empresa, quiero explicaros un poco mis funciones. -Mientras hablaba yo me fijaba en su ropa, no se puede ser más elegante... Falda de tuvo, tacones negros, camisa blanca, el pelo recogido en un moño, gafas, y un buen maquillaje la verdad, bastante discreto.

Hay que reconocer que se te cae la baba por qué además no para de sonreír, y tiene los dientes perfectos. Aparte de ser muy delicada y muy cercana habla con mucha naturalidad, no fuerza su poderío en la empresa y tampoco lo hace entender, es mona, reconocido.

-Ese guapa eehhh...

-Jonash enserio, muérete. -Mi respuesta hizo reír a jonash y por tanto llamar la atención de Leinsa, quien enseguida volteó a nosotros. La escena fue la siguiente, yo tapando la boca a jonash, y jonash meándose de la risa.

Entre leves susurros de... "Callate" e intentar que se dejará de reír, una sombra nos quito levemente las luces, al mirar... En fin. -¿Sus nombres porfavor?

La joven de ojos verdes piel blanca como copos de nieve y pelo moreno con mechas californianas se detuvo ante nosotros esperando una respuesta, ya yo jonash como yo nos quedamos en sock, ninguno supo gesticular palabra y el silencio se tornó en la sala.

-¿Y bien? -Ambos nos miramos intentando averiguar quién hablaría primero. Los segundos pasaban y seguíamos en silencio ante su presencia un tanto enfadada. -Bien ya que no me dirán sus nombres hablaré con el store manager.

-¡No! -Dijimos a la vez.

La joven se dio la vuelta dándonos la cara, se acercó y se cruzó de brazos antes mi. -Bien señorita empiece usted.

Estaba muy nerviosa, todos nos miraban y en especial ella que prácticamente no parpadeaba. -Me llamo... Ann. -Dije casi en un susurro mientras la enfrentaba con la mirada.

Subió una ceja, sonriò y dijo. -Encantada Ann. -Me ofreció la mano izquierda para que la estrechará con ella, algo que no dude en hacer. Tenía la piel cálida y suave, y su apretón fue de lo más dulce.

Ante aquello no le interesó el nombre de Jonash, se percató a seguir con las formaciones, dándonos instrucciones directas y enseñándonos miles de formas de hacer los procesos de interacción de la empresa. Aparte de comentar muchos de los proyectos que tenían pendientes al igual que Apple, con los niños, enseñarles y formarles ante el futuro tecnológico.

-Bien nois pues esto es todo, sobretodo recordad pasarlo bien, y a tope este día.

Tras esas palabras todos nos dirigimos a la puerta principal, ya había gente fuera esperando la apertura con seguridad y barras para que no se comparan y entrarán en fila, la verdad me parecía una chorrada por qué no regalabamos nada pero bueno. La gente estaba entusiasmada con la apertura y yo, acojonada, temblando queriendo irme de aquí lo antes posible.

Entonces cuando todos estábamos contando hasta 1.000 para relajarnos... Se abrieron las puertas. Seguridad los mantenía calmados, aunque los flases saltaban por todos lados, las sonrisas y las poses perfectas para que nosotros saliéramos bien.

Todo por qué los influencers querían subir cada foto, video y comentario a sus instagrams. Vamos postureo total.

La apertura fue increíble, total diversión, risas y un buen acontecimiento lleno de personas que solo venían a vernos a nosotros. Pero, en un segundo visualice las miradas de dos personas que me miraban a lo lejos mientras hacian una foto, dos personas a las que conocía muy bien, aquella vista rápida provocó que me fuera para adentro y dar por terminada mi actuación.

Sabía que no debía estar tan cerca de Apple, pero no quedaba otra, era esto, o paro, no había otra opción. Me metí en el despacho general, dónde se suponía estaba la directora, para mí suerte al abrir la puerta, estaba completamente vacío. Solo ese ordenador donde se veían las cámaras, un café a medio beber, y una carpeta llena de archivos clasificados. Me senté donde ella debía sentarse y empecé a jugar con las cámaras por mero entretenimiento, necesitaba despegarme de esas dos miradas.

-Vaya ¿En mi sitio? -Casi beso el suelo, casi tiro el café, casi estropeo la carpeta.

Fue un casi por qué Leinsa me cogió antes de estrellarse contra el suelo, y aunque llegue a tocarlo no me hice nada de daño gracias a sus manos las cuales se mantenían en mi cabeza. Estaba encima de mi, las gafas se le habían caído un poco mostrando sus ojos verdes y sus pupilas totalmente dilatadas. No dejaba de mirar mis ojos, y por alguna extraña razón que no consigo entender mi cuerpo reaccionó posando mis manos en sus muslos, en la tela negra de su falda totalmente estirada.

Me quito un mechón que tapaba la mitad del ojo izquierdo y un poco de los labios.

Estábamos completamente en silencio, solo clavando nuestras miradas la una en la otra, nuestras respiraciones eran nerviosas, tanto que se podía observar como nuestros pechos subían y bajaban.

Entonces movió la cabeza rápidamente de lado a lado. -Perdona, te ayudo a levantarte. -Me tendió la mano levantándome por completo. -¿Te he hecho daño? -Negue sin decir nada.

Acarició mis hombros mientras sonreía con cierta dulzura. Luego se ajustó las gafas, bebió del café y se marchó sin decir nada.

 Luego se ajustó las gafas, bebió del café y se marchó sin decir nada

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"A mis 25... una, ¿profe?" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora