He salido del despacho. Mi cara es un existo de preocupación e interrogantes que no sé explicar, tengo justo al lado a la chica de mis sueños, la misma que pasa de mí y que una vez me quiso como nadie. La misma que sonríe y brilla por sí misma. Y a sus amigas las cuales no paran de buscarme con la mirada. Es fácil encontrarnos, solo buscar las camisetas blancas y pantalones negros, y además soy pelirroja lo que hace más fácil la búsqueda.
Por un momento el tiempo pasa lento, tan lento que mi bajada por las escaleras centrales, es acariciada por la barandilla por la cual deslizó mis dedos, parece un aire de grandeza totalmente forzado por una sonrisa falsa que se mantiene con la breve brisa que se sumerge en la tienda.
Da miedo por qué esas mariposas que son nervios, podrían provocar cualquier torpeza. Y aún con esos jonash me dirige la mirada de grandeza y admiración.
Como si bajará del cielo al éxito, un éxito que no comprendo y que en parte me da exactamente igual, una marca que tengo que representar que a duras penas me importa y que tampoco es que me agrade.
En el último escalón observó a jonash que con solo un movimiento de cabeza me indica quién hay detrás, la misma que hace pocos segundos estaba sobre mi. Podría sonar fácil, atrevido e incluso morboso, pero el primer día de apertura acabar así con la directora, y tener que tragar en seco ante ella, es una de las cosas más difíciles, por qué... No sabes cómo reaccionar, que decir, y permaneces callado. Y es aquí cuando me doy cuenta, mis pies han parado en seco, en ese escalón, mi mano derecha sea sujetado con fuerza a la barandilla, las venas del brazo sean resaltado por el agarre y esas mariposas han comenzado a volar con gran impetuz en mi estómago.
Ella baja hasta llegar a mí, me regala una pequeña mirada ajustándose las gafas, aunque me mira extraña, y se por que, soy un puto fantasma que sea quedado pálida y quieta sin saber bien que hacer.
-Hablemos. -Agarra el brazo que cuelga de mi libremente, que se mueve nervioso. -Sigueme. -Una suave caricia que me altera y me aterra a la vez.
Y mis pies la siguen.
Todos nos miraban sobretodo Jonahs, levanta los hombros preguntándome con los labios "¿Que ocurre?" en contestación agachó la cabeza sin querer saber nada del mundo, no sé por qué me siento así.
La sigo en silencio alejada, algo de lo que se percata por lo que empieza a caminar más despacio, en cuanto nota mi presencia sonríe y sigue caminando esperando que la siga, justo a su paso y como ella quiere. Abre la puerta del despacho y me adentra a él con un leve empujón en la espalda.
-Ponte cómoda. -Accedo sentándome mirando por la ventana plaza Catalunya.
Ella se sienta en frente observando como miro a las personas, son tan pequeñas que parecen leves hormigas, y a la vez tan despreocupadas que las envidio, de alguna forma me gustaría estar allí con ellas y no aquí.
-Ann. -Observo sus ojos de nuevo, reconozco que son preciosos, ahora son grises azulados. Como a mí la cambian de color. -Queroa disculparme por lo de antes, ha sido una reacción rápida para que no te hicieras daño.
-Lo se, no se preocupe. -Vacilo. Algo que la hace reír al instante.
-Esta bien... He comprobado que no estás cómoda con el evento, quería saber por qué. -Ahi con esa última frase es cuando comencé a tensarme, mis manos reaccionaron la instante. -Si no quieres decirme por qué lo entiendo, pero es un problema que estés así, no sé si me entiendes.
-Por supuesto, intentaré estar lo mejor posible. -Se que no me cree sus gestos la definen, no para de mover la pierna y tocarse el mechón que sobresale de su moño. -Escuche vengo aquí a trabajar no para nada más. -Respiro hondo. -Hare mi trabajo y cuando salga por esa puerta estaré más relajada.
Leinsa piensa que decir, dirige uno de los bolis a sus labios asintiendo levemente, se ajusta las gafas para observarme, y encontrarse con mi sonrisa falsa. Algo que la hace sonreír a ella y negar.
-Ann quiero que estéis todos cómodos, te creo, pero aún así quería comentarte otra cosa.
-Dime.
-Voy a formarte a parte del grupo, tienes mucho potencial tú CV lo de nota, pero más que eso, en tan solo un día he visto y comprobado como eres, llegarás lejos y quiero ser yo quien te enseñe como.
Era una forte increíble, pero la rapidez con la que me había dado la oportunidad de crecer como persona me echaba para atrás, más que miedo quizás fuese respeto o incredulidad.
-¿Por qué? Me refiero... ¿Por qué yo y no otro?
-Por que en esta vida hay personas únicas y personas simples, la mayoría son simples trabajadores con familia y amigos, no intentan destacar, no quieren nada más, luego están las únicas, las que aprenden observando, escuchando, y que cosa que tocan, cosa que es única, esas personas que de una mínima cosa, detalle... Sacan algo increíble y único.
Tenía razón así es como era antes de que me destrozaran, antes de convertirme en puro pasotismo, y frialdad. Algo en lo que me estaba convirtiendo y que orgullosa de ello lo hacía ver con total naturalidad.
-Te formaré. -Se levantó y apoyo sus manos en mis hombros. -Sere tu profesora de coordinación, financias y protocolo, te enseñaré marketing y gestiones de laboratorio, además de las leyes jurídicas empresariales. -Me quede en silencio sabiendo que está oferta o la tomaba o la tomaba, puta obligación.
-A mis 25... ¿Una profe?
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"A mis 25... una, ¿profe?"
DiversosA ver si, puede que no te ha lógica, puede que incluso sea un tanto estante entender la situación. Pero si, a mis 25 añazos ya cumplidos desde octubre, obtengo la afortunada respuesta del universo, ese que por alguna razón está en mi contra, contand...