La fiesta de disfraces

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- Ya estoy aquí - solté las llaves en la mesa de la entrada esperando encontrarte trabajando en tu última obra - Cariño, ¿dónde estás? - fui habitación por habitación sin éxito. Solo faltaba el cuarto de baño, dudo que estuvieras allí. Me fui a la habitación a ponerme algo de ropa cómoda mientras escuchaba las últimas noticias del día. Un pequeño ruido proveniente del armario llamó mi atención, no suelo ser una persona austadiza, siempre intento buscar la parte lógica a la situación. Seguramente algún objeto se habría caído, Camino siempre dejaba todo por medio. El orden formaba parte de mi vida hasta que llegó ella, pero amaba ese caos, porque ella era mi caos. Abrí la puerta corredera cuando de repente algo grande y peludo saltó encima de mi tirándome al suelo, grité como una loca mientras intentaba zafarme de esa criatura cuando empezó a reírse a carcajadas agarrándose el estómago.

- ¿Camino? ¿Eres tú? - se quitó la máscara que cubría su rostro sin dejar de reír.

- Tendrías que haber visto la cara que has puesto - tuvo que parar a coger aire - Es que no puedo parar de reír... Nunca te había visto así - se secaba las lágrimas - Oh venga, no te enfades - supongo que mi cara seria fue lo único que necesitó para parar.

- No vuelvas a hacerme eso...nunca ¿me oyes? Jamás - me levanté a toda prisa enfadada.

- Venga Maite, no te pongas así, ha sido una broma - usaste un tono más suave - ¿Me perdonas? - quisiste darme un abrazo pero me alejé.

- No vengas con cara de niña buena. Eso no te va a salvar esta vez. Sabes que no me gustan los sustos, que reacciono muy mal...- seguía con mi corazón latiendo a mil por hora y mi respiración agitada.

- Lo siento, lo siento - repetias arrodillada en el suelo. Acto seguido te abalanzaste sobre mi para darme ese abrazo que te había negado - ¿Estoy ya perdonada? - besaste mi mejilla desde atrás.

- Aún no - no podía resistirme a tus abrazos...ni a ti en general - Ahora, ¿ Podrías explicarme que haces de esa guisa?

- ¿No te acuerdas?

- Pues no, si no, no preguntaría - seguía con mi tono de enfado.

- La fiesta de disfraces, por el cumpleaños de Emilio.

- Ay dios, ¿Era hoy? - el susto y el enfado se disiparon por completo, ¿Cómo podía haberlo olvidado?

- Tranquila, sabía que podría pasar y te he escogido un traje.

Desapareciste por la puerta el tiempo necesario para recobrar la compostura perdida ante mí falta de memoria.

- Aquí tienes - dejaste el disfraz sobre la cama.

- ¿En serio? ¿Enfermera sexy? ¿De verdad que entre los cientos de disfraces que había me has escogido este? - no sabía si reír o llorar. Viendo mi cara de incredulidad te acercaste a mí y me susurrante al oído.

- Bueno, lo he comprado con doble intención... para esta noche. Cuando volvamos...te mostraré el mío - besaste mi cuello y mi cuerpo tembló al roce de tus labios.

Todo lo ocurrido quedó olvidado, pues mi mente solo iba hacia ese traje y hacia esos pensamientos obscenos en los que tú y yo hacíamos el amor de mil maneras.

- ¿Me has perdonado ya? - aún notabas mi estado de agitación y dudabas, pero al mirarme con esos ojitos color miel, no pude más que besarte.

- ¿Responde eso a tu pregunta? - sabías muy bien que no podía enfadarme contigo por mucho tiempo.

- Umm, no lo sé, quizás necesite otro beso - me empujaste contra la pared y comenzaste a besarme, seguías llevando ese disfraz.

- Camino para por favor, me estás haciendo cosquillas - no pude contener la risa.

- Pues fuera traje, tú y yo a la habitación ahora mismo.

- ¿Y el cumpleaños de tu hermano?

- Eso puede esperar, pero las ganas de hacerte el amor ahora mismo no.

Te miré y vi en tus ojos el deseo que estaba creciendo en mi al mismo tiempo.

- Nunca podré saciarme de ti - me acerqué y te susurré al oído.

- Jamás - y cogiendo mi mano tiraste de mi. Me quedé paralizada por un momento.

- ¿Qué pasa?

- No me puedo creer la suerte que tengo. Un amor como el tuyo, como el nuestro...es muy difícil de encontrar - un miedo irracional traspasó mi mente.

- Ni el cielo que está por encima de nosotras podría separarnos - me tranquilizaste.

- Sé que te besé antes, pero no lo hice bien, ¿Puedo intentarlo de nuevo? - besé tu frente - ¿Y de nuevo? - besé tu nariz - ¿Y de nuevo? - besé tu boca - ¿Y de nuevo? - no me dio tiempo a devolverte ese beso cuando habías atrapado mis labios con los tuyos.

- No me lo pidas, hazlo. Te amo Maite, tanto que a veces pienso que eres un sueño.

- Pues si es un sueño, no quiero despertar nunca jamás. Te amo Camino.

One shot MaitinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora