Feliz Navidad

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La Navidad había llegado y Maite estaba con el espíritu navideño por todo lo alto, en cambio yo, era el Grinch en persona, pero eran nuestras primeras Navidades juntas, y solo por eso, ya era diferente.

Dejamos las compras para última hora, solo porque Maite insistió tanto, que no pude retrasarlo por más tiempo.

- Camino, mira que guirnaldas tan bonitas. Vamos a cogerlas en tres colores, y esas luces también - decía mientras iba mirando estantería por estantería - Oh, pero que corona tan preciosa, y ¿Qué me dices de esos muñecos de Santa y los Reyes Magos?

En menos de media hora había llenado el carro con productos de la tienda. Las personas estaban super felices eligiendo la decoración de unas fiestas, para mí, consumistas. Y yo la seguí sin rechistar porque no quería estropear el momento.

- Cariño, ¿Seguro que estás bien? - preguntó nada más llegar a casa.

- No sé - Me encogí de hombros.

- ¿Es por la Navidad?

- Siento que estás fechas no sean tan importantes... Sé que para ti lo son y estoy intentando que el ogro no se apodere de mí, pero...

- Cariño, no pasa nada, no tienen porqué gustarte... Pero agradezco que lo estés intentando... Es el gesto más bonito que han hecho por mí nunca - se acercó a abrazarme - ¿Hay algo más?

- ¿No te cansarás? Somos muy diferentes. Todavía puedes echarte para atrás y decir que no - dije medio en broma, medio en serio.

- Espero que no lo estés diciendo de verdad. Tú eres de una forma, y yo soy de otra, ¿Y qué? Solo juntas podremos descubrir lo que nos depara el futuro - con la palma de la mano recorrió mi cara centímetro a centímetro.

Y en ese roce, supe que dijera lo que dijera, ella iba a quedarse, porque solo cuando estábamos juntas, salía mi mejor versión.

- Te quiero.

- Y yo a ti, con toda mi alma - se mordió el labio inferior.

- ¿Colocamos la decoración? - sugerí.

- ¿No te apetece hacer otra cosa? - me miró con deseo.

- ¿Qué te parece si primero, nos tomamos un chocolate caliente y después un baño?

- Es un plan perfecto, y cuando termine contigo... - dijo señalando mi cuerpo - sino repetimos... Tendremos toda la tarde para hacer que nuestra nueva casa sea un hogar.

- Feliz Navidad, amor mío.

Y ese día fue el día en el que todo cambió, gracias a ella, a su amor, y a su paciencia.

One shot MaitinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora