- ¡Espera! - grité con todas mis fuerzas. Me había retrasado tanto que iba con el tiempo justo para coger el último tren de vuelta a casa. Alguien se apiadó de mí y mantuvo el botón de apertura presionado unos segundos - Gracias - dije mientras intentaba recuperar el aliento.
- De nada - respondió una voz femenina.
Me giré hacia ti como pude sosteniendo las bolsas entre mis manos y ahí te encontré con una sonrisa que iluminaba el vagón entero. Pasaron unos segundos hasta que pude reaccionar, esperabas una respuesta por mí parte que rompiera ese silencio incómodo.
- Soy Maite - fui a darte dos besos, pero luego pensé que no te conocía de nada, así que te ofrecí la mano. No sabía porqué estaba tan nerviosa, lo que sí tenía claro es que no podía dejar de mirarte.
- Encantada, soy Camino - te acercaste y me diste un beso en cada mejilla.
Al final una de las dos sí que se atrevió a dar el paso. Notaba tu mirada clavada en la mía. El tren se puso en marcha empujándome contra tí, tuve que soltar las bolsas para apoyar ambas manos contra la ventanilla y evitar chocar. Quedaste atrapada entre mis brazos, tus manos en mi pecho amortiguando el golpe. Nuestras caras quedaron a pocos centímetros de distancia. Sentía tu respiración rozando mi nariz. Por un momento tuve la impulsividad de besarte, tu boca me atraía irremediablemente. Nuestros ojos se encontraron, entonces volví a la tierra. Un súbito color rojizo subió por toda mi cara y me aparté corriendo.
- Perdona, he perdido el equilibrio. ¿Estás bien? - no sabía dónde meterme.
- Tranquila, estoy perfectamente - te agacháste a recoger el contenido de mi última compra que se había desperdigado por el suelo.
- ¿Eres mi ángel de la guarda? Primero me sostienes la puerta, y ahora esto - nuestras manos se rozaron al coger la misma manzana.
- Me gusta ayudar a la gente, es lo que hace el cambio... de tener un mal día a uno mejor... las pequeñas cosas - vuelves a sonreír.
No apartas la mano, al contrario, la sostienes encima como estudiando mi cuerpo. No te conozco de nada, pero esto que está ocurriendo no es normal y me siento perdida ante ti. Nunca antes me había pasado, que alguien me hiciera sentir ese tipo de cosas que solo ocurren en las películas.
- Mejor tomamos asiento, no quiero que tropieces de nuevo - tomas mi mano y me dejo llevar. Vamos de una vagón a otro, hasta que al fin encontramos uno vacío - Aquí estaremos mejor, podremos hablar sin que nos molesten - colocas las bolsas en el asiento del pasillo y te sientas frente a la ventanilla.
- ¿De dónde eres? - consigo hablar al fin.
- Soy del Norte, pero he venido a Madrid por el arte. Quiero formarme y seguir creciendo...y ¿Tu?
- Estuve unos años en París pero he vuelto hace poco, necesitaba un cambio en mi vida.
- ¿A qué te dedicas?
Es tu turno de preguntar.
- Pues... Aunque parezca coincidencia, soy profesora de Bellas artes en una academia... ¿Cuántos años tienes? - sigo con las preguntas.
- Veintidos recién cumplidos... ¿Y tú? Supongo que un poco más.
- ¿Tan mayor me ves? - bromeo - Tengo 35, una vieja según tú - sigo jugando contigo. Veo como te tapas la cara con las manos y se me escapa una carcajada.
- No quise decir eso... además, no los aparentas, pensaba que tendrías veinticinco como mucho.
- Ahora no intentes arreglarlo.
- Está bien, he metido la pata. ¿Cómo puedo compensártelo?
- ¿Tomamos algo? Mañana por la tarde - no sé que estoy haciendo, no me caracterizo por ser atrevida... Veo dudas en tu mirada - Es broma...
- Me encantaría. Te doy mi número de teléfono - abres tu bolso y sacas una pequeña libreta, junto con un bolígrafo y anotas el número - Aquí tienes.
El tren se para dándome la mala noticia de que he llegado a mi destino. No quiero separarme de ti, temo que voy a despertar y darme cuenta que todo es un sueño.
- Espero tú mensaje. Hasta mañana Maite - besas mi mejilla de nuevo y te marchas con la misma sonrisa que cuando te conocí hace unos minutos.
Cada vez que sonríes mi corazón late a mil por hora, y es que tu sonrisa es ese lugar donde querría estar para siempre.
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One shot Maitino
RomanceCómo mi mente y mi inspiración no están en sintonía, llevo cosa de un mes que no consigo escribir mucho más que un simple texto. Así que, mientras todo vuelve a su sitio, iré publicando todas estas escenas publicadas en Instagram en mi cuenta de Wat...