- ¿Qué es lo que más te gusta del otoño Maite? - Camino parecía una niña pequeña que esperaba ansiosa la vuelta al colegio.
- Pues no sabría decirte, pero creo que tú lo disfrutas más que yo - me acercó a ella por detrás dejando un recorrido de suaves besos por tu espalda - ¿Y a tí? ¿Qué es lo que más esperas?
- Lo espero todo, caminar sobre el suelo lleno de hojas, la brisa del aire meciendo las copas de los árboles, el sonido de la lluvia, estar tumbada en el sofá frente al calor de la chimenea... - veo a la Camino inocente que me enamoró.
- Vale, vale, no sigas. Me hago una idea... Creo que puedo añadir algo más a esa larga lista - me miras con interés ansiosa por saber la respuesta.
- Venga, vamos, no me hagas esperar o tendré que... - no pudiste seguir hablando, pues te callé con un beso ardiente de deseo.
- Hacerte el amor bajo una tormenta, solo la luz de los rayos para observar tu hermoso cuerpo...que grites mi nombre mientras las gotas de lluvia golpean las ventanas y llegar al éxtasis cuando el relámpago truene en lo más alto - tus ojos están encendidos con un fuego que se aviva con cada palabra mía.
- Eso solo hace que me guste más el otoño... - dices con ese tono que enciende mi sed de ti.
Cómo cumpliendo mi deseo y el tuyo, el sonido de una tormenta resuena a lo lejos.
- Esto es una señal del destino - te guiño un ojo mientras atraigo tu cuerpo hacia mí. Dejo que mis manos graben el contorno de tus caderas y que mi boca despierte tus deseos más ocultos.
- Apaga la luz, por favor - tu voz suena preocupada.
- Reconocería cada lunar con los ojos cerrados...¿Qué ocurre pequeña? - coloco mis brazos alrededor de tus hombros abrazándote con fuerza.
- Durante tu estancia en París, sin saber si volvería a verte... No sé si cometí una locura pero... - tu silencio acarrea cierto pesar.
- ¿Qué hiciste? Por favor no me digas que... Yo no quise... jamás pensé que... - me derrumbo contra el suelo.
- No Maite - te agachas junto a mí - Escúchame bien... no tienes nada que ver en esto... Estaba sumida en una profunda tristeza... - ahora eres tú quien me abraza - No le encontraba sentido a mi vida... Llamé a Emilio en cuanto la sangre comenzó a resbalar por mis brazos, me arrepentí al momento... Fui una cobarde, lo sé... todo fue culpa mía... - lloramos juntas - pero aprendí a vivir sin tí, y eso es lo que me hizo hacerme fuerte, tanto como para dejarte ir si alguna vez esto no funciona por mucho que nos queramos - seguimos abrazadas con la tormenta ya sobrevolando el cielo.
- No puedes decirme que no me sienta culpable cuando fui yo la que te llevó hasta ese extremo... - me echo para atrás golpeándome el pecho.
- Deja de hacer eso. Fue mi decisión, una errónea, pero mía - te sientas frente a mí sosteniendo mi rostro - mi mente estaba ganando la batalla, tu marcha solo lo agravó, pero se sumó a lo que traía acumulado de años atrás - me besas con delicadeza, intentando aplacar está culpa que me embarga - Mírame ahora, no soy aquella chica de la que te enamoraste, he cambiado, todo gracias a ti, a nuestro a amor... así que no dudes nunca más, ¿Está claro? - tu voz suena firme y segura.
- Vale.
- No te he escuchado bien.
- Te amo con cada fibra de mí ser Camino. Espero que esa respuesta te sirva porque no tengo otra - retomo tu cuerpo entre mis brazos - No te dejaré escapar nunca más.
- Eso no lo sabemos, pero me quedaré junto a ti hasta que la vida decidida. Mi corazón es tuyo.
La tormenta amainó, nuestros cuerpos se encontraron, y en esa fría noche de otoño, nos prometimos en silencio.
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One shot Maitino
RomanceCómo mi mente y mi inspiración no están en sintonía, llevo cosa de un mes que no consigo escribir mucho más que un simple texto. Así que, mientras todo vuelve a su sitio, iré publicando todas estas escenas publicadas en Instagram en mi cuenta de Wat...