One shot Maitino

Desvergonzada

- ¿Qué haces aquí tan solita?

-Ah, hola.

- ¿Cómo que ah, hola?

- Perdona, estaba escribiendo.

- Vaya, lo siento. Entonces no te interrumpo - se da media vuelta.

- Ya lo has hecho, así que... - la agarro por la cintura.

- ¿Qué?

- Podríamos hacer otra cosa - juego con su pelo entre mis dedos.

- ¿Qué tienes en mente? - pregunta haciéndose la tonta mientras deja un beso suave en mi cuello.

- Lo sabes perfectamente.

- Que va, no tengo ni idea - con sus labios sigue bajando hasta llegar a la apertura de la camisa.

- Si sigues, podría servirme de inspiración para la siguiente escena hot - mi respiración se ha vuelto agitada.

- No me puedo creer que utilices nuestra vida sexual para escribir tus novelas.

- Nadie sabe que somos tu y yo. Eso queda entre nosotras.

- Menos mal, me sentiría totalmente avergonzada - sus manos han partido en busca de su premio, mi cuerpo.

- Mentirosa, te encanta demasiado - digo con voz rota.

- A partir de ahora voy a leer detenidamente todo lo que escribas.

- Todo lo que leas, lo habremos hecho por duplicado.

- Desvergonzada.

- Quién, ¿yo qué lo escribo o tú que lo haces realidad?

Y llegamos a ese momento en el que las palabras sobran, donde lo único que importa es aplacar el deseo que enciende cada fibra de mi ser.