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La camioneta del jefe Lee se estacionó frente a la mansión, seguida del auto de Taemin, al fin habían vuelto y por suerte sin ningún problema extra.

De la Rolls-Royce bajo un sonriente Taeyong, quien tomó con fuerza el brazo de Chittaphon guiándolo dentro de la mansión, mientras era seguido por Kibum, sus hombres, Hyuna y Taemin, todo había salido a la perfección, la Yakuza no los había descubierto y tenía lo que Nóvikov quería, ¿Qué podía salir mal?

—Hyuna preciosa, trae algunas botellas para celebrar esta noche y ya saben que son bienvenidos si quieren quedarse.

La mujer, no dudo en dirigirse a la cocina, para conseguir lo que Taeyong había pedido, mientras los demás hombres tomaban asiento en la sala; después de tanta tensión, todos estaban demasiado motivados por haber salido con saldo blanco de esa situación con la Yakuza.

—Yo si pienso quedarme jefe, así que emborrachemonos a gusto. —Taemin fue el primero en servirse y probar esas bebidas alcohólicas y caras que había en la mansión.

—¿En dónde está mi hermosa novia? —Lee giró en dirección a la entrada de la sala, en dónde se encontraba Chittaphon, viéndolos a todos con una extraña expresión entre odio y miedo, ¿Cómo podían estar tan tranquilos después de lo que acababa de pasar? —Vamos Ten, quita esa cara y ven a disfrutar la noche con nosotros, todo salió bien, lo hiciste perfecto.

El rubio intento sujetarlo por la cintura, ganándose un empujón y las lágrimas del menor; había sido tocado, besado y agredido por un hombre que ni siquiera conocía, otro maldito mafioso y ese idiota se comportaba como si nada hubiese pasado.

Chittaphon tomo la tarjeta que aún llevaba con él arrojándola al rostro del mayor, era lo que quería y ya lo tenía, solo quería que lo dejará tranquilo; Taeyong se molestó ante aquella acción, pero se limitó a guardar aquel pedazo de plástico sin responder al menor.

El pequeño, simplemente se dirigió hacia las escaleras, tropezando con algunas de ellas, gracias a que ya no soportaba aquellos botines con tacón y solo deseaba quitarse esa ropa, el maquillaje y poder tomar un baño, cuando llegó al primer piso intento buscar a Doyoung, pero al parecer ni él, ni la señora Lee se encontraban en la mansión, así que se dio por vencido y fue directamente a la habitación que solía ocupar.

Durante varias horas escucho voces, murmullos, música y lo que catálogo como los gemidos de Hyuna y un hombre del cuál no le importó descubrir su identidad; alrededor de las cuatro de la madrugada todo el alboroto se detuvo y creyó que al fin podría dormir un poco, así que se dejó llevar por Morfeo; minutos después escucho como la puerta de la habitación era abierta y por un segundo entró en pánico, ¿Y si era aquel hombre extraño al que llamaban Taemin?, Él realmente le daba miedo.

Cuando pudo enfocar el rostro de del mayor de los Lee, dejo de darle importancia y se giró sobre la cama dándole la espalda, no pensaba hablar con un idiota como ese, por lo que simplemente esperaría a que se fuera para poder volver a dormir... Por desgracia ese plan no funcionó pues de un momento a otro sintió el peso de un cuerpo ajeno sobre la cama y sobre él, quiso escabullirse de ahí pero le fue imposible, estaba atrapado entre la cama y el cuerpo de Taeyong.

Quería gritarle que se fuera, que se alejará de él, pero no salían palabras de su boca, solo podía escuchar los latidos acelerados de su corazón golpeando contra su pecho, no sabía que hacer o decir, solo quería alejarse de ese hombre que olía a alcohol.

Taeyong comenzó a besarlo haciéndolo patalear para poder alejarse de él, pero era imposible, no podía comparar su fuerza con la ese tipo, mucho menos cuando sujetó sus brazos con fuerza y aprisionó sus piernas para que dejara de moverse.

Mutismo || Taeten [ ✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora