II

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— ¿Me conoces? —preguntó el chico con la cabeza inclinada de lado, como si fuera un cachorro tratando de entender las palabras de su dueño.

Salí de mi trance y analicé lo que ocurrió en apenas 15 segundos. Sí, dije su nombre, pero ¿cómo lo sabía? Traté de recordar de donde había escuchado... "Senku".

— En realidad, no. Quizás te vi en algún lugar y alguien dijo tu nombre, o lo leí y se quedó en mi memoria por alguna razón. ¿Eres alguien conocido, de casualidad? —imité el gesto que hizo, mirándonos ahora con la cabeza inclinada en la misma dirección.

— Solo entre la gente cercana a mí —sonrió de lado.

¿Eso era un intento de chiste?

Lo recordé entonces. Hacía un par de días, en mi último descanso, pasé por la universidad XX ya que acudo con frecuencia a su biblioteca pública, que justamente está en seguida de la facultad de ciencias. Recuerdo que había un revuelo ya que la imagen de un tal "Ishigami Senku" estaba pegada por todas partes, celebrando el mérito por haber ganado un concurso.

— ¡Eres el chico de cabello extraño! El que ganó no sé qué cosa con quien sabe que proyecto.

— ¿Huh? Si... Supongo.

Me miró con extrañeza y me avergoncé por mi comentario. Por lo general (siempre) evalúo lo que voy a decir antes de abrir la boca, pues soy consciente del peso de las palabras y cómo estas, si las escupes sin más, pueden hacer que incluso caves tu propia tumba. Pero en esta extraña ocasión, parece que mi lengua fue más rápida que mi cerebro.

— Lo siento, Senku-chan —puedo llamarte así, ¿cierto?—, hice un comentario indebido; peor aún, sin haberme presentado siquiera. Mi nombre es...

— Asagiri Gen, también te conozco. Eres famoso entre mis amigos con tus libros de psicología barata.

Me regaló otra sonrisa de lado, evidentemente sin ninguna emoción positiva detrás, era un mero gesto que bien pudiera catalogar como desprecio. No es la primera vez que recibo ese tipo de comentarios, si te vuelves reconocido lloverá eso y peores cosa; tal parece que inicié esta conversación con el pie izquierdo. Inhalé profundamente y puse mi mejor cara. Para empezar, fue mi error no evaluar previamente a la persona y aventurarme a iniciar una conversación de esa manera. Lo ideal será acercarme paulatinamente, pensé.

— Sí, así me hacen llamar. Puedes decirme simplemente Gen con el honorífico que prefieras. Nuevamente, me disculpo por mi comentario y la interrupción —dije mirándolo a los ojos y poniendo la mano en mi pecho, haciéndole notar que lo decía con absoluta sinceridad.

Senku suspiró y cerró sus ojos un momento. Durante todo ese tiempo él estuvo sosteniendo la puerta, luego pasó a una posición más cómoda, pero cerrada aún, recargándose contra el marco y cruzando sus brazos. Bien, eso me indicaba que tenía más confianza, pero no la suficiente como para dejarme entrar.

— ¡Oh! Casi lo olvido, venía a darte este regalo de bienvenida. Espero que nos llevemos bien de ahora en adelante, Senku-chan. Si necesitas algo —añadí mientras extendía la canasta— no dudes en buscarme. Aunque salgo bastante y no suelo estar en mi apartamento... Bueno, te daré mi número entonces.

No lo niego, después de menospreciar mis libros sentí la imperiosa necesidad de presumir un poco mis otras habilidades, así que aproveché para mostrarle un pequeño truco haciendo "aparecer" mi tarjeta de negocios. La tomó de entre mis dedos evitando cualquier contacto físico y no se molestó en leerla, simplemente la guardó en el bolsillo de su bata blanca.

— Gracias por el presente, aunque no creo que llegue a necesitar tu ayuda.

— Que obstinado —esbocé una media sonrisa—, nunca digas nunca, Senku-chan~.

Se limitó a mirarme fijamente sin decir más, por lo que di media vuelta para regresar a mi apartamento. Elevé mi mano en señal de despedida mientras escuchaba tras de mi la puerta cerrarse. 

Hierba Mora/SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora