Buscando compañía

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— Buenas noches, Senku-chan~ ¿todavía en el trabajo?

Alejado de las chozas donde todo el reino científico vivía, se construyeron los múltiples laboratorios donde Senku, Xeno y todo aquel involucrado con la ciencia trabajaban con los proyectos. Era el momento ideal para tener una charla privada, pues todos se encontraban cenando en la fogata central para después irse a dormir.

— Llegas en buen momento, Gen. Necesito que me ayudes con algunas cosas.

Me hizo una señal para que lo siguiera hasta los depósitos donde almacenaban desperdicios, que próximamente se convertirían en el combustible del Perseo.

— Pon un poco de jabón en las uniones de las tablas —dijo, señalando los barriles de madera—, y cuando veas que hay una filtración, marcas con una X la tapadera.

— Oh~ ya veo, las burbujas indicarán donde hay una fuga.

— Kukuku exactamente. Cuando termines, regresas al laboratorio.

— Sí, sí~, deja que el mentalista se encargue de la basura, Senku-chan~ —musité para mí mismo, mientras él iba de vuelta—. Bien pudiste ahorrarte el viaje, no era necesario que me acompa... ¡Oh! Fufufu, ¿así que era por eso?

En otras ocasiones bastaba con que Senku me diera las instrucciones por escrito, por ejemplo, cuando hice 800 baterías de manganeso (de las que todavía tengo pesadillas), y si era muy complicado, me enseñaba primero cómo hacerlo. Pero en esta tarea era suficiente con que me diera la indicación ¿por qué guiarme hasta aquí? ¿Será que quería pasar tiempo conmigo~?

Sobrepensé tanto las opciones que no sentí el tiempo transcurrido hasta que me percaté de que había terminado con todos los depósitos. Ya podía volver al laboratorio, pero me detuve por el olor a basura que me estaba persiguiendo... se había impregnado en mi ropa. Por ello, tuve que hacer una parada rápida al rio para al menos lavarme las manos y el rostro, pero no fue suficiente, tuve que quitarme el saco de mangas holgadas.

Llegué hasta la puerta del laboratorio, Senku estaba al otro extremo dando la espalda, por lo que me sobresaltó cuando habló de repente:

— Tardaste bastante ¿encontraste muchas fugas?

— ¡Oh! No, no, solo en un par de depósitos —respondí aún afuera del lugar.

Senku giró sus talones, recargándose en la mesa central que abarcaba prácticamente todo el laboratorio, cruzó los brazos y me escaneó de pies a cabeza.

— ¿Qué pasa, Senku-chan? —pregunté nervioso, apretando contra mi pecho el saco.

— Solo pensaba que es raro verte sin tus clásicas mangas colgantes ¿la humedad de la selva por fin venció al mentalista? —dijo sarcásticamente—. ¿Por qué no entras?

— El olor a basura se impregnó en mi ropa y tuve que ir a lavarme, pero creo que necesito un baño completo. Por eso no quiero entrar.

— ¿De que hablas? Tú siempre hueles a flores.

No dije nada, porque realmente no sabía como responder a eso. ¿Qué siempre huelo a flores? Eso es imposible en el mundo de piedra donde siempre estamos empapados de sudor y polvo.

— Entra de una vez y dime a que viniste hace rato.

Fue casi una orden, pero con la clásica seriedad de Senku que hacía que no lo sintieras de esa manera. Lo había olvidado, tenía un propósito que yacía en la mesa probablemente frío por el tiempo que lo abandoné.

— Francois-chan me pidió que te diera esto —me senté en uno de los bancos mientras desataba la tela que cubría la comida—. Supongo que no has comido ¿cierto? Las mejillas de Senku-chan se están ahuecan...do.

Se sentó a mi lado y estiró el brazo para alcanzar uno de los sándwiches de la pequeña canasta donde también había frutas y agua. No tuvimos ningún roce, pero el simple hecho de tenerlo tan cerca era suficiente para dejar mi cuerpo estático. Definitivamente ya no podía controlarme como antes.

— Debe ser para ti también —le dio una mordida y agregó con la boca llena— le pedí que esta semana me trajera aquí la cena ya que estaría ocupado. Probablemente vio que tú tampoco habías comido y envió comida de más.

— Oh~... qué considerada —¡¿ella sabía que quería verlo?!— tendré que agradecerle más tarde fufufu...

Es un hecho, esto me ha estado volviendo paranoico. Es... es como si cualquiera que sea lo suficientemente observador fuera capaz de saber lo que estoy pensando. ¡No! ¡Tranquilízate, Gen!, esto solo fue una coincidencia, también pudo enviar a Chrome o a Kohaku, pero como yo era el que estaba más cerca claro que me lo pediría a mí.

— Ven mañana también —soltó de repente. Volteé a ver su cara para corroborar que escuché bien, pero Senku seguía concentrado en comer o, mejor dicho, devorar su sándwich. ¿Lo aluciné? —. Si no estas ocupado, claro.

Entonces sí me pidió que volviera. ¡¿Qué demonios estaba pasando este día?!

— Por supuesto~, vendré a hacerte compañía.

Mordí el sándwich con indecisión, lentamente, viendo como cada cosa que había en la canasta desaparecía en manos de Senku. Cuando terminó se puso de pie y lavó sus manos en un pequeño recipiente con agua, después mojó un trozo de tela que tenía por ahí y caminó hasta la salida.

No, no a la salida, sino a mi izquierda donde se detuvo y se agachó para frotar mi mejilla con la tela mojada.

— ¡¿Eeeh?! ¿q-qué haces? —giré mi rostro, pero Senku lo devolvió al frente con su otra mano.

— Cuando te fuiste a lavar esparciste toda la pintura de la marca y quedó un manchón negro, sólo lo estoy limpiando.

Mientras hablaba deslizó la tela más abajo, por la barbilla, y luego descendió hasta el cuello, provocándome un escalofrío. Y aunque sostenía mi mentón con firmeza no era nada brusco, incluso parecía temeroso con su movimiento...

— Listo. A esto me refería que no tenía mucho sentido pintarse esa marca —indicó, refiriéndose al comentario que hizo cuando propuse usar "pintura de guerra" como símbolo.

— Gracias Senku-chan... Sería difícil darme cuenta sin un espejo.

Cuando retiró ambas manos sentí que mi cuello perdió fuerza, dejando caer mi cabeza como resultado. Apreté las manos contra mis muslos, manteniendo la mirada baja; Senku dio dos toquecitos en mi hombro para pedirme que lo viera.

— Cierra tus ojos, aún no termino.

Obedecí de inmediato ¿qué planeaba hacer ahora? Lo único que escuchaba era el fuerte latido de mi corazón que retumbaba hasta mis tímpanos, rogaba que Senku no lo escuchara, pero estaba seguro al diez mil millones por ciento que hacía eco en todo el laboratorio. Sentí su dedo posicionarse bajo mi ojo, para luego deslizarse por la mejilla haciendo algunos giros...

Senku estaba dibujando la marca. Cuando dejé de sentir su tacto, abrí los ojos y vi que se estaba limpiando los restos de pintura con la tela que previamente usó en mí.

— Pensé que no le encontrabas sentido —inquirí, dudoso.

— Tú sabes más de simbolismos que yo, mentalista.

Sonreí por el gesto y Senku respondió de la misma forma. En ese momento sentía que mi corazón estaba a punto de explotar... Se suponía que yo era el que planeaba enamorarlo, no él a mí por enésima vez... Oh no, la sangre estaba subiendo a mi cabeza.

— ¿Entonces te veo mañana? —preguntó, regresando a lo que estaba haciendo cuando llegué.

— Oh, sí, vendré mañana —recogí la canasta y limpié rápidamente la mesa, apresurándome a la puerta para evitar el contacto visual—. Buenas noches, Senku-chan. No duermas tarde~.

Y con la poca fuerza que tenía en las piernas, salí a tropezones en dirección a mi choza.

Hierba Mora/SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora