Mi lugar en el mundo

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La vida continuó como de costumbre; nada mejoró, nada empeoró. La única variación y de la cual me costaba acostumbrarme todavía, era el tratar a Senku como lo hacía con los demás. Sería como otra de mis múltiples actuaciones, podía hacerlo, pero al darme cuenta del trato especial que todo este tiempo tuve hacía él me resultó vergonzoso, pues era más que evidente el tipo de amor que le tengo.

Tenía que seguir adelante, al menos si pretendía sanar mi corazón roto. Por el momento, no hice otra cosa más que esperar la fecha destinada para el festival, andando por el lugar como un fantasma ajeno a cualquier emoción.

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El escenario estaba listo al igual que los últimos toques en decoración, podríamos comenzar sin problema en cualquier momento. Dos enormes cajas de vidrio estaban llenas de agua: una, alojaban cientos de peces que nadaban a la espera de ser capturados, y otra guardaba decenas de globos que pudieron elaborarse gracias a la goma que se recolectó previamente. Las dianas para el juego de dardos también estaban listas, aunque no eran como los habituales, pues la distancia a la que deberían tirar los participantes era más larga que la común, no sería problema para ellos.

Se decidió que la participación sería por equipos, y el premio consistiría en dragos o cupones de descuento para el restaurante de Francois y la tienda de ropa de Yuzuriha (claro, cuando se despetrificara). Esto, por supuesto, era algo más bien simbólico para dar al equipo ganador. Mi labor fue la de presentador, como era de esperarse, y una vez que los cuatro grupos se organizaron, dimos comienzo a la caza de peces, donde el equipo de Kohaku fue el ganador gracias a ella.

El ambiente era ameno, todos participaron incluyendo a Xeno, quien implementó una estrategia que hizo ganar a su equipo en la recolección de globos. Este juego consistía en enrollar una tira de papel hasta formar un gancho, y con él tratar de sacar la mayor cantidad de globos introduciendo el papel en el hilo con el que se amarraban. El científico utilizó el mismo truco que Senku cuando elaboró la fibra de carbono, y esto fue el untar plástico derretido en el papel, dándole la fuerza necesaria y evitando que fuera desecho por el agua.

En el tiro con dardos, el primer lugar se disputaba entre Ukyo y Tsukasa, hasta que Taiju remontó arrebatándoles el premio. Su secreto, fue la gran afición por este juego desde que era niño, ganando los premios mayores en todos los matsuri a los que acudía.

La hora para el evento final se acercaba, y aprovechando el tiempo de premiación, llamé a Ukyo detrás del escenario.

— Ukyo-chan~, te cedo el micrófono para el resto de actividades, debo ir a encargarme del asunto de las linternas. Cuando terminen, llevas a todo mundo junto al río~.

Asintió en respuesta y regresó rápidamente al escenario, pues debían continuar con el siguiente segmento. Caminé hasta el laboratorio donde, para mi mala suerte, dejé guardado todo lo necesario. Y peor aún, Senku no estuvo durante los juegos, así que lo mas probable era que se encontrara ahí. Caminé el trayecto viendo mis pisadas, pensando en qué podría decirle al verlo y no generar un ambiente más incómodo del que ya teníamos.

Doblé la esquina, y descubrí que Senku no estaba solo, Chrome también lo acompañaba y al parecer estaban llevando algo a otro sitio. Esperé entre las sombras hasta que los perdí de vista, aprovechando para entrar ahora que no estaban. Si me esforzaba al cargar todo en una caja, podía terminar antes de que llegaran y evitarlo...

— Debiste pedirle al grandulón de Taiju que te ayudara a mover eso —dijo Senku desde la puerta.

Claro~, la mala suerte es contagiosa, al parecer. Me quedé congelado momentáneamente cuando escuché su voz, pero rápidamente cambié mi postura por una más relajaba. Sólo me tomaría unos segundos para cargar todo y salir disparado de ahí.

Hierba Mora/SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora