La voz del corazón y del cerebro

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Salí a primera hora del día con un plan simple: me limitaría a seguir con la rutina de siempre y tratar de poner mi mejor cara. Que los chicos me bombardearan con preguntas sobre como me sentía también lo tenía contemplado, al igual que mi respuesta predeterminada "estoy bien~, un resfriado le da a cualquiera, así que continuemos con nuestras labores".

Sobrellevé bastante bien la mañana y tarde, hasta que llegó la hora de la cena y me topé con Senku. Cruzamos nuestros caminos siendo inevitable esquivarlo, porque de hacerlo, seríamos vistos por los presentes.

— Buen trabajo, Senku-chan~.

Pero él no respondió ni hizo nada, no pretendió aparentar que todo estaba bien entre nosotros, simplemente pasó de largo y se sentó en su lugar habitual. La mirada de varios se posó particularmente en mí y los murmullos por lo bajo comenzaron, no tuve más opción que desviar la atención con un tema que fuera de su interés.

— Chicos~, lamento que el festival tuviese que ser suspendido por la lluvia. Pero sé que el interés se mantiene, así que solamente será pospuesto~.

Horas antes lo consulté con Ryusui y Ukyo, quienes estuvieron de acuerdo, al igual que Chrome, a quien pregunté sobre la factibilidad para que no interfiriese con el Perseo o el desarrollo del motor de cohete. Por supuesto, la razón detrás de ir con Chrome era hablar lo menos posible con Senku, aunque lo tomara como una actitud infantil de mi parte. Él, por su parte, se abstuvo de comentar referente al tema, se limitó a comer y marcharse a su laboratorio.

Entre todos agendamos que la clausura del festival sería la siguiente semana, esto por Ryusui, quien quería monitorear el clima durante un tiempo y así evitar otro inconveniente. Dicho eso, la gente se dispersó. Estuve un tiempo conversando superficialmente con otros, quienes me preguntaban acerca de si el plan original sobre el festival, sobre las actividades que faltaban, serían modificadas. Respondí con esto y aquello, hasta encontrar la oportunidad de excusarme para retirarme.

Hice una parada en el río para lavarme y luego, al llegar a mi choza, me encontré con Kaseki que estaba ordenando algunos papeles y demás objetos extraños dispersos en todo el lugar.

— Parece que es contagioso el trabajar hasta tarde ¿eh~? Kaseki-chan.

— Hohoho no es trabajo, Gen, solo ordeno las cosas que había puesto en tu lado cuando estuviste enfermo ­—explicó mientras iba de un lado al otro—. Es bueno saber que Senku te cuidó bien y estas sano, este viejo echó de menos las historias que contabas por las noches.

Una de las principales labores que tuve durante la estadía en la aldea Ishigami, era el de contar historias. No tenía el don de Ruri, quien atrapaba con su voz a todos haciendo que fuera imposible no escucharla, pero era algo que me divertía. Cuando Senku elaboraba algún artefacto científico, mi tarea era explicar a todos cómo se utilizaba en los tiempos modernos, y esto llevó a que los aldeanos, especialmente los niños, me preguntaran más sobre nuestra época.

Durante el invierno, los ancianos e infantes se reunían en las chozas para mantener el calor, era ahí donde aprovechaba el tiempo para narrar y saltarme el trabajo. En cuanto a Kaseki, ya que con frecuencia me pedía ser su ayudante, también comencé a contarle lo que a los demás, volviéndose en una costumbre que se seguía manteniendo hasta la fecha.

— Sólo estuve enfermo dos días~, no me ausenté tanto tiempo.

— Pero antes de eso ibas con Senku todas las noches, cuando llegabas aquí era tan tarde que yo ya estaba dormido.

— Cierto~ —dije con sorpresa, parecían tiempos tan lejanos...—. Lo lamento, Kaseki-chan, pero es seguro que ya no me iré~, así que pregúntame sobre lo que quieras. Quizás en lo que me quedé ¿sobre los viajes espaciales? Aunque lo que sé se debe a las películas fufufu~

Hierba Mora/SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora