Racionalidad vs emociones

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Nota: este capítulo será narrado en tercera persona, tomando principalmente la perspectiva de Senku.

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La fiesta de "resurrección" o de la "victoria" fue el momento perfecto para que todos los que disfrutasen beber alcohol lo hicieran. Esto no llamaba la atención de Senku, pues era de su saber que tomar en grandes cantidades implicaba una serie de efectos negativos en su coordinación motora, además de ralentizar su pensamiento. Está demás aclarar que no le agradaba para nada esa sensación, y procuraba buscar el instante adecuado para escabullirse y dedicar el tiempo en algo de provecho. Otras personas compartían su poco gusto por la bebida, particularmente alguien que había concluido su show de magia cuando se percató de que la mayoría habían sucumbido a la borrachera.

Asagiri Gen, el mentalista y uno de los cinco generales sabios del Reino Científico, no tardó en tener un momento privado con su líder. El papel que mejor se le daba era el de asumir una especie de figura materna para otros, al menos en la parte que implica la preocupación y la búsqueda de su bienestar, sobre todo de aquellos que no parecían tener un límite en el trabajo.

Senku se había dado por vencido ante ese comportamiento insistente, concluyendo que lo mejor que podía hacer en esa situación era obedecer al mentalista. Esa noche, su sumisión lo llevó a presenciar algo que jamás habría imaginado, y eso fue la danza con flores que improvisó Gen.

No solía prestarles especial atención a las artes, su mente y cuerpo estaban entregados a la ciencia, pero eso no significaba que no pudiera apreciar la belleza de lo que sus ojos estaban capturando en ese momento. La delicadeza de las flores revoloteando, acentuada a su vez con la fuerza y precisión de las gráciles manos del chico que parecía disfrutar enormemente la fluidez de su cuerpo.

"Hermoso...", fue la única palabra que atinó a pensar. No podía decidir si el adjetivo era para describir el baile o para la persona que se acercaba tímidamente, a pesar de haberse presentado con total soltura momentos atrás. El cuerpo de Senku reaccionó con un respingo, anticipando la cercanía de un cuerpo ajeno que lo único que buscaba era algo que escondió detrás de él.

— Felicidades por tu victoria~, mi querido Senku-chan.

Tenía la respuesta, la palabra que todavía revoloteaba en su mente era para el chico que le extendió un pequeño ramo de flores, dejándolo sin palabras. No había otra descripción que pudiera acercársele, o al menos no una que conociera.

— ¡¿Eh~?! ¿Senku-chan también puede quedarse sin palabras?

— Gen ¿Es esto un nuevo estilo de declaración? —. Preguntó Senku en un susurro, ocultando su rostro.

Se había planteado esa hipótesis desde el momento en que contempló su primer movimiento porque, a decir verdad ¿qué clase de compañero haría lo mismo que Gen? Senku, quien creía que el amor era algo irracional e impertinente en esos tiempos, ahora se cuestionaba seriamente qué le provocaba el mentalista. Porque si eso resultaba ser una confesión, quería darle una respuesta adecuada, diferente a lo que ocurrió cuando le obsequiaron el observatorio.

— No, no~. Como te dije, es un show especial ¿VIP?, ya sabes, para celebrar tu victoria~.

Suspiró aliviado, ya que la sinapsis entre sus neuronas parecía no llevarse de forma adecuada, pues no obtuvo una conclusión que considerara lo suficientemente certera. La conversación tomó otro rumbo para el bien de Senku, quien no fue capaz de prever que el desbordamiento de emociones apenas estaba empezando.

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Cuando Senku puso un pie en la aldea Ishigami e inicio el plan de convertir ese lugar en el Reino de la Ciencia, tuvo momentos en que un sentimiento de soledad lo invadía. Esto llevaba ocurriendo desde que se separó de Yuzuriha y Taiju, pues eran los únicos seres humanos que vivieron la petrificación con él, además de ser amigos desde la infancia. Se encontraba rodeado de gente que demostraron ser aliados formidables, pero la sensación de estar con personas ajenas al mundo moderno llegaba a inquietarlo. Por ello, fue tal su sorpresa cuando alguien mencionó repentinamente desear una "coca cola" en el mundo de piedra, sin anticipar que el mentalista que dijo esas palabras daría un giro de 180° a su vida.

Hierba Mora/SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora