Capítulo 58

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Stella Baker

Max sigue con la mirada apagada, como si le hubieran arrebatado un trozo de su alma. Quiero hacer algo para no verle así, tan afectado, pero no se me ocurre nada. La muerte de Vanessa fue tan repentina, tan rápida, que yo todavía no puedo creerme que ella ya no esté aquí, con nosotros.

Observo a Max levantarse casi de un salto del sofá, comenzando a caminar por el salón de mi casa. Lo miro en completo silencio, esperando a que él diga algo, porque sé lo que lo hará.

—Tenemos que interrogar a Raven por nuestra cuenta —dice Max—. La policía con su abogado delante, no pudo sacarle gran cosa. Pero entre tú y yo, sabemos que ella tuvo algo que ver con lo que le pasó a Jaden. Y que lo que nos dijo Andrés el otro día, es cierto. Ella le puso ahí el teléfono móvil para que, si la policía se enteraba de algo, fueran directamente a por él.

Asiento con la cabeza.

—Pero...

—No sé cómo vamos a quedar con Raven —contesta, antes de que le pregunte algo—. Pero tenemos que hacerlo porque ella es la clave de todo. Andrés no es más que un pobre desgraciado que tuvo la mala suerte de organizar una fiesta en el momento menos indicado.

—También de discutir con Jaden antes de que lo mataran —añado—. Creo tener la solución para interrogar a Raven, pero no sé si es muy extrema —comento, haciendo que toda su atención, venga a mí—. Ya te hablé de Hannah, ¿verdad?

—Le pedirás ayuda a ella, ¿no? No te voy a decir que me parece mal, porque no es verdad. Raven ni me va, ni me viene y creo que es culpable de lo que sucedió. No la echarán de menos —se encoge de hombros, continuando caminando por mi salón.

—No es lo que piensas —me río—. No quiero cargar con el muerto de alguien, tan solo pienso que, torturándola un poco, lograremos sacarle la información que necesitamos. Y Hannah, es experta en eso.

—No voy a preguntar de qué la conoces.

—Fue una simple casualidad. Ella acababa de salir de su clínica psiquiátrica y yo, estaba dando un paseo por la ciudad. Fue Angie quien me la presentó —aclaro—. Y así, comenzamos a hablar. Lo típico.

—Sí, lo típico de los libros, no de la vida real.

—¿Entonces la llamo o no?

Él se encoge de hombros.

—Hazlo, es eso o no poder hacer una vida normal durante el resto de nuestras vidas. Viviremos acojonados por una cría de diecinueve años que quiere eliminarme y a ti, hacerte daño. No nos queda otra opción.

Suspiro, porque es cierto. Es eso, o vivir acojonados el resto de nuestras vidas, como bien dice él. Agarro mi móvil y marco el número de Hannah, esperando que no se haya metido en ningún lío o no esté ocupada esta noche. Ella no tarda en descolgar, atendiendo mi llamada.

—¡Hola, estrellita! —dice, emocionada—. ¿Me llamas para algo importante o para quedar esta tarde? ¡No, mejor aún! ¿Me vas a presentar a tu nuevo novio? ¿A ese tal Max Parker? ¡Va, venga, preséntamelo!

—Hannah, es un asunto importante.

—Oh, mierda. ¿Qué se prendió?

—Sabes que te hablé de Jaden y que alguien...

—Alguien lo mató y... déjame adivinar. Como la policía no logró hacer nada, me pides a mí que haga algo. Dime, ¿tortura, ejecución o lo dejo paralítico?

—Quiero información, así que la primera opción. Necesitamos que confiese que fue ella quien mató a Jaden. Hay alguien inocente que está pagando por ese crimen y tenemos que sacarlo de la cárcel, porque él no fue. También porque está amenazando a Max y... No quiero que la historia se vuelva a repetir por segunda vez.

Max y Stella ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora