Capítulo 5

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Stella Baker

Las clases finalizan por el día de hoy. Como tengo que hablar con Andrés, no puedo irme sin más a casa. Me despido de Max mientras termino de guardar unas cosas en la mochila. Alzo mi mirada, viendo como la chica castaña, que sé que se llama Julie, va tras él. Max la ignora, pero ella insiste, persiguiéndolo como una loca acosadora.

Nos quedamos la pelirroja llamada Vanessa y yo en clase. Ambas miramos a la tal Julie con el ceño fruncido. Ruedo los ojos, echo mi mochila al hombro y, despidiéndome antes de Vanessa con un breve «adiós», salgo de clase. Avanzo por los largos pasillos de la universidad, viendo en la lejanía a Max con la Julie todavía pegada a él. Veo como ella se inclina hacia él para depositarle un beso en la mejilla, él la aparta con delicadeza, limpiándose ese beso con la manga de su sudadera. Sonrío al ver esa escena.

—Stella —la voz de Andrés interrumpe lo que estoy viendo. Me giro hacia él, queriendo aclarar algunas cosas sobre la conversación que tuvo antes con Max.

—Te lo diré muy claro y breve para que lo entiendas —empiezo—. Tú no eres nadie para decirle a alguien que se aleje de mí. No tienes ese derecho, porque no soy, ni seré de tu propiedad. Y mucho menos intentes... «humillar» a Max diciéndole cosas para «atacarlo». Porque uno, ni siquiera lo consigues. Y dos, no lo conoces.

—Tan solo era una broma, Stella —intenta calmarme, aunque ya lo estoy.

—No sé a quién le quieres ver la cara de estúpida, pero te aseguro que a mí no. Sé perfectamente que no fue una broma —le informo—. Yo tan solo te advierto que como vuelvas a decir o a hacer algo en contra de Max, habrá consecuencias. Tal vez no por su parte, pero sí de la mía. Tan solo te quería decir eso, ahora, me voy —me doy la media vuelta para irme, aunque él lo impide.

—Lo comprendo, Stella —dice él—. Dejemos ese tema a un lado, ¿vale? —me giro hacia él, dándole una mirada cansada—. Mañana por la noche daré una fiesta en mi casa, para desconectar de la universidad —explica—. Me preguntaba si podrías venir.

—Depende.

—¿De qué? —pregunta.

—¿Pueden venir Max y Liam? —cuestiono con una sonrisa.

Sé que no va a decirme que no. Suspira, y finalmente accede.

—Está bien, pueden venir —acepta a regañadientes. Sé que no le hace ninguna gracia.

—¿Dónde y cuándo?

Él me da la dirección de su casa junto a la hora que empieza la fiesta. Lo apunto todo en las notas del móvil, para que no se me olvide nada más llegar a casa. Retrocedo, guardando el móvil en el bolsillo y despidiéndome de Andrés, diciéndole que mañana estaré en su fiesta acompañada de Max y Liam. Claro, si pueden venir.

Nada más salir de la universidad le mando un mensaje a Max, preguntándole si puede acudir mañana a la fiesta de Andrés. Pienso que se va a negar por esa pequeña discusión que tuvieron, pero no.

«Cuenta con nosotros.» Responde.

Una sonrisa se forma en mis labios al leer el mensaje. Perfecto, ellos también vendrán. Así si Andrés se pone muy pesado conmigo... puedo acudir a ellos. Esa es otra, ¿por qué la insistencia de Andrés conmigo? No lo entiendo. Tal vez sea una simple obsesión por rechazarlo al primer día. Es como yo le dije, si fuera hace un año... aun vale. Pero este año quiero alejarme de personas como él, centrándome únicamente en mi futuro.

Llegando a casa, dejo la mochila tirada a un lugar del salón. Aunque está todo más o menos recogido, eso es algo que no importa porque vivo sola. Tenía a Angie, pero... se fue. Dejando un gran vacío a este piso. Ella tiene que rehacer si vida y lo entiendo, tiene novio, motivaciones para estudiar una carrera y no convertirse en aquello que juró destruir. Tuvo que alejarse de esta ciudad para conseguirlo. Hablé ayer con ella, está feliz en la universidad, conoció a varias personas y... eso. Se alejará de mí, como es natural.

Max y Stella ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora