Capítulo 57

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Max Parker

El olor a palomitas invade todo el piso. Al girar mi cabeza veo a Stella con el paquete entre sus dedos, sujetándolo desde una esquina para no quemarse. Apaga todas las luces del piso, dejando tan solo la del televisor encendida. Toma asiento en el sofá, junto a mí, poniendo la bolsa entre los dos.

—¿Lista? —le pregunto, tomando el mando de la televisión.

En la pantalla veo el nombre de: Cementerio de animales. La película en total dura una hora y cuarenta y un minutos. Hay dos películas, una de ellas ya es bastante antigua, de 1989. Y esta, la que vamos a ver esta noche, salió hace unos pocos meses.

—Dale al play, anda —dice ella, sonriente.

No tardo en hacerle caso, comenzando la película. Me acomodo en el sofá, metiendo la mano en la bolsa de palomitas. Apoyo mis pies en la mesa de enfrente, clavando mi mirada en la televisión. Stella está igual de centrada que yo, llevándose palomitas a la boca mientras observa la película.

—¡Nooooo! —grita ella, al ver que uno de los personajes que salía en el libro, ha muerto—. ¡Eso no pasó en el libro! ¿A qué no?

Niego con la cabeza, dándole la razón.

Los minutos pasan, las cosas van cambiando del libro a la película y las palomitas, se acaban. Stella se acerca más a mí ahora que no hay nada que se interponga entre nosotros.

—Qué mal rollo —comenta, al ver a un personaje.

—Va a venir a por ti... —le susurro, queriendo asustarla.

—Mientras no venga el gato muerto que está vivo, perfecto —ríe, despreocupada—. Es que mira sus manos, mira su pelo. Ni me la había imaginado así en el libro.

—Ni yo —admito.

Continuamos viendo la película que, aunque sea diferente al libro en muchos aspectos, no está nada mal. Tiene tensión, suspense, terror. A veces te llevas algunos sustos.

—Ahí viene el camión —murmuro.

Vemos la escena con confusión. El camión poco a poco se acerca a su víctima, tan solo que...

—No muere quien tiene que morir —comento.

—¡¿Por qué cambiaron hasta eso?!

—Es una adaptación... —trato de tranquilizarla.

—¡Nooooo! Bueno, lo acepto, no es un gran cambio —rectifica, apoyada en mi hombro—. Ahora viene lo más interesante —sonríe.

Seguimos viendo la adaptación, fijando nuestras miradas en la pantalla. Ambos nos sobresaltamos en algunos momentos, protestamos por las cosas que no eran como el libro y, vemos el final de la película. Stella agarra con fuerza mi brazo, clavando sus dedos en mi piel.

—Reconozco que estuvo bien —dice, al terminar la película, aunque su ceño sigue fruncido—. Tuvo algunas cosas distintas al libro, pero estuvo bastante bien para ser una película de terror. Últimamente siempre la cagan con este género y en vez de miedo, dan risa.

—Esta mantiene la tensión hasta el final, un punto a favor —continúo por ella—. Y la actuación...

—Increíble, sobre todo, por parte de la niña.

—Le doy un siete de diez, pero me quedo con el libro.

—Yo también —dice ella, soltando una pequeña carcajada—. El libro siempre será mejor que la película. No solo porque prefiera la versión del libro, sino porque leer un libro, es... algo mágico. Todo lo que lees se proyecta en tu mente, como si fuera la propia película. Vives esperando a leer el siguiente capítulo que te deja con ganas de más o el segundo libro en caso de que haya. Te enamoras de puro papel y letras, pero vale la pena.

Max y Stella ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora