Capítulo 33

1.9K 198 36
                                    

Max Parker

Continuamos la lectura del diario por donde lo dejamos hace dos días. Y de paso, Stella me cuenta las novedades que hubo el día de ayer con Andrés. No pudimos hablarlo en la universidad por la cantidad de gente que había. También por el poco tiempo que nos daban en los descansos.

—¿Quién empieza contando novedades? —cuestiona ella, dándome el diario.

Lo dejo en mi regazo.

—Empiezo yo —sonrío—. En el edificio, todos los vecinos han estado ahí hace cinco años. Todos, excepto unos. Los del ático B —hago memoria—. Hablé con los nuevos propietarios y quedaron en mandarme el contacto de la anterior pareja que vivía en ese piso. Por lo demás, todo normal. Apenas se conocen entre ellos. Si sabían de la existencia de Jaden, era por... lo ocurrido —me refiero a su suicidio.

—Me lo suponía —suspira—. Pues esperaremos que esos vecinos te contacten.

—Sí, aunque no creo que sea nada. Era una pareja de ancianos que se mudaron hace unos cuatro años —le resto importancia—. Ahora cuéntame cómo te fue con mi gran amigo Andrés —digo con ironía.

—Estudia psicología, así que la manipulación no funcionó del todo. Se mostró frío cuando le pregunté el significado de ese tatuaje y qué hay tras él. —Claro, porque lo que hay tras él es: Jaden—. Dudo que nos diga algo relacionado con Jaden, creo que se cerrará y que no conseguiremos nada. Pero, yo seguí insistiendo. Fui por otro camino y le dije que juntos podíamos curarnos de algo que nos había roto a los dos. Pero siguió sin creerme —resume.

—Mierda.

—Hasta le dije que me atraía, que quería descubrir qué había tras esa apariencia de chico frío. También que si la noche del sábado fue una tontería para él y... me dijo que no, que mejor hablábamos otro día. Así que, mal, lo que se dice mal, no fue. Pero bien tampoco —admite.

—Es decir, ninguno de los dos conseguimos nada de información. A Andrés dale tiempo, sigue hablando con él y poco a poco, se abrirá. Y yo, esperaré a que los vecinos del ático me llamen con noticias de los antiguos propietarios.

No quiero descartar nada de lo que conseguí ayer. Esta es la única cosa que me llama la atención. Unos vecinos que se fueron poco después de la muerte de Jaden, sospechoso, pero no raro. Dudo que unos ancianos sean sus asesinos.

—Lee —me ordena Stella.

—¿Por qué no lees tú?

—Porque se me da mejor leer para mí misma que para otros —reconoce, soltando una pequeña risa—. Y tienes una buena voz.

Tomo el diario en mis manos, abriéndolo por la página donde lo dejamos el otro día. Reconozco que Jaden tenía una muy buena letra, no es difícil leer lo que él escribió hace años. Algunas páginas están escritas por un bolígrafo azul, otras con uno negro, excepto la que voy a leer ahora, que está en lápiz. Me acomodo en el sofá, poniendo los pies sobre la mesa del centro.

—¡Empieza! —dice, impaciente.

—¿Quieres que te tire el diario a la cabeza?

—¿Quieres que te lo tire yo?

Ignoro su amenaza, centrándome en el diario.

—Déjame leer —aclaro la garganta—. «Los meses pasan. Aunque pienses que no, que el tiempo no pasa tan rápido, los días, las semanas, los meses y los años pasan muy deprisa. Ya estoy de nuevo en este lugar llamado orfanato, que se debería de llamar cárcel. La gente a mi alrededor tiene amigos, se lo pasan bien jugando los unos con los otros. Yo estoy solo, en una esquina, escribiendo todo esto mientras a mi alrededor veo a gente de mi edad acompañados de otras personas. La única persona que vale la pena en mi vida, ya no la tengo a mi lado. Espero que algún día, nos volvamos a reencontrar. A mi hermano de otra madre, Andrés.»

Max y Stella ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora