Capítulo 1

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Stella Baker

Minutos antes de ir a la universidad de Benn State, me quedo segundos observando la lluvia caer. Las gotas golpean contra mi ventana, haciendo pequeñas carreras con otras gotas que se deslizan en el cristal. En el exterior, el cielo está cubierto de nubes grisáceas, no hay ni un solo rayo de luz. Tampoco soy muy fan del sol, a mí siempre me ha gustado los días lluviosos de peli y manta.

Aunque me recordara a él. A la persona que tanto llegué a querer y que se esfumó de la noche a la mañana, literalmente. Evito pensar en él para no ponerme triste, es un tema que todavía no puedo tocar sin que me duela. Claro, nunca se lo he dicho a nadie más que a mi mejor amiga. Tan solo mencioné lo que ocurrió con él, pero nunca le dije qué tan importante había sido él en mi vida.

Suelto un suspiro, despegando la mirada de la ventana.

Alejo todos esos pensamientos para pensar en una cosa: hoy empiezo la universidad. Tengo la suerte de que socializar no se me da mal, porque no voy a conocer a nadie el día de hoy. Mi mejor amiga, Angie, se va a otra universidad y ya apenas nos podremos ver. Me prometió no perder el contacto todo este tiempo, pero no puedo creerla. Sé que, con la distancia, tanto los amores como la amistad se va perdiendo. Y no, no soy negativa, soy realista. ¿Basado en hechos reales? Tal vez. Será raro no verla cada día, ya que éramos compañeras de piso. Nos llamaremos de vez en cuando, cada vez menos, hasta que, finalmente, perdamos todo el contacto...

«Llegas tarde».

En la pantalla del móvil veo que es cierto, si no me voy ahora de casa. voy a llegar tarde el primer día. Lo bueno es que voy a estudiar lo que a mí tanto me gusta. Criminología. Una carrera que siempre me ha llamado la atención. Bueno, desde que leo novelas policíacas, he de reconocerlo. Tengo la suerte que la universidad está cerca de mi casa, a unos quince o veinte minutos andando.

Recojo la mochila que dejé sobre mi cama, echándomela al hombro. Me arrepiento al hacer este gesto porque oigo como mi espalda hace un «crac». La edad, amigos. Y lo que pesa la mochila con los libros que llevo en ella. A pesar de ser cuatro años de carrera, estoy muy positiva al respecto. Pienso que voy a aprobar todo, con unas buenas notas. Porque juro que estos años tan solo me centraré en eso, en mis estudios.

«No te lo crees ni tú.»

Los viernes y sábados igual me tomo un descanso de todo. Soy humana, no un robot.

No pierdo más el tiempo y salgo de mi casa, cerrando la puerta con llave para que nadie entre. Aunque no se encontraría nada de otro mundo. No tengo joyas. Lo único valioso son los libros, pero los ladrones en lo último que se fijan son en eso.

¡Mierda, el paraguas!

Meto la llave en la cerradura, estirando el brazo y alcanzando uno de los paraguas que tengo en el paragüero. Vuelvo a cerrar la puerta de la casa y bajo las escaleras con cuidado de no caer de salida. Quiero empezar este curso con buen pie. Sin meterme en ningún lío. Sin conocer a nadie que suponga un peligro para mi corazoncito y tampoco para mi adorada vida.

Al llegar al exterior, abro el paraguas que casi sale volando por el viento. Lo sujeto con fuerza, caminando hasta la universidad con este temporal. A cualquiera le podría suponer algún problema la lluvia, a mí no. ¿He dicho que me encanta? ¿Sí? Pues lo vuelvo a repetir. Adoro los días así, aunque no me haga mucha gracia llegar empapada a la universidad el primer día. Me aferro al paraguas, cubriéndome con él hasta llegar a Benn State.

Me detengo al llegar al gran edificio que está delante de mis narices. La universidad de Benn State. La cerraron por unos años debido a los múltiples conflictos que hubo en un pasado. Entre ellos. un intento de asesinato. La volvieron a reabrir el año pasado. Irónico, ¿verdad? Que en una universidad donde se estudia criminología, entre otras muchas cosas, hubiera un intento de asesinato.

Max y Stella ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora