Napoleón hizo algo que los demás no podían y, hasta ese momento de la historia, era imposible a todas luces: derrotar en catorce batallas seguidas a Austria con solo la tercera parte de la cantidad de soldados austriacos. Francia estaba en deuda con él, su salvador de estatura pequeña, que luego lo recompensaría con la corona. Solo que cuando decidió arrebatar aquel artilugio de poder sobre la cabeza, en el momento de la coronación, de las manos del papa, la iglesia lo odio.
O, al menos, hizo todo lo posible para que su reinado sea agridulce.
Algo así como lo hacía Josefina, pero ella era su esposa y, de vez en cuando, espía cuando estaba con sus amantes, por lo que, la segunda relación era simbiótica para él y lo toleraba.
Solo que aquí mis padres no ven una relación de mutuo beneficio. Ninguno quiere ser Napoleón y yo no quiero ser el papado o Josefina, así que acordamos, sin decirnos nada, ser patógenos muertos mientras nos reconocemos.
En pocas palabras, podemos actuar como vacunas para la enfermedad de la mentira.
A mí costado Trisha mantiene sus piernas cruzadas elegantemente mientras, al contrario, me recargo en mi asiento frente a una mesa con solo tres platos y recipientes de comida recién hecha. No está la vajilla para invitados y las tazas, las que utilizamos cuando no hay visita porque para ello sacamos los vasos de la alacena, tienen un diseño diferente para cada uno. Las observó detenidamente intentando encontrar escudos en objetos inanimados y no decepción predeterminada de mis progenitores.
Inusualmente recreamos el periodo de 1915 a 1916 de la Primera Guerra Mundial llamada "Las trincheras" y sabiendo esto estoy preparada para la siguiente fase en la guerra de desgaste. Mis padres y hermano son el bando de Triple entente y mi futuraa cuñada conmigo seríamos Triple alianza en medio del campo de batalla. Esperamos un mínimo ataque de parte del otro para recién proseguir sin tener a un archiduque de por medio. Por increíble que suene, somos parte de una reacción en cadena: las personas buscan modelos positivos —incluyendo los negativos— y al encontrarlo llevan a cabo su aprendizaje, esto podría resumirse en que, si nos ofrecen una idea de lo que podríamos llegar a ser, la tomaremos sin lugar a duda.
Por eso, cuando mamá se para a servir los únicos tres platos de la mesa, contenemos el aliento. Marcell guarda silencio en lo que mi madre intenta concentrarse y cuando está apunto de irse del comedor, mi padre la sostiene de la mano como Estados Unidos hizo con Reino Unido.
Se miran concienzudamente antes de terminar su tacto.
Me pregunto si tener una pareja, con el paso del tiempo, se desarrollan poderes como la telepatía y, si es así, porqué algunos no reemplazan los gritos por el silencio.
Quizá, solo quizá, estoy viendo todo de manera fantástica; aún es imposible comunicar lo que queremos con solo mirarnos para instalar el mensaje en la mente del otro, pero, analizando las posibilidades de eso, descubro que una mirada y la intercesión de esta puede esconder mucho.
ESTÁS LEYENDO
Donde está el arcoíris
Teen FictionHolly Sink es buena huyendo. Huyó hacia Fareven, lejos de todos sus sentimientos, lleva un violín atado a su cintura y una tupida falda de tull como escudo. Su vida reciente como universitaria no parece tan mal hasta que conoce la debilidad de todas...