Holly Sink es buena huyendo.
Huyó hacia Fareven, lejos de todos sus sentimientos, lleva un violín atado a su cintura y una tupida falda de tull como escudo.
Su vida reciente como universitaria no parece tan mal hasta que conoce la debilidad de todas...
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Podría pasar toda una tarde viendo, y perdiéndome, en los colores que crea un crepúsculo vespertino.
Es tan majestuoso que por un segundo me olvido de como la atmósfera desintegra la gama de colores esparciendo los azules y violetas y dejando visible, y perceptible, los colores anaranjado, rojo y amarillo.
Así como algunos sucesos derrumban nuestro interior para que el exterior discrepe con nuestra esencia.
Suelto un suspiro extenuante y me dejo caer de espaldas en la cama.
Hecho de menos mi hogar. Muy a pesar de que solo transcurrieron 68 horas lejos de ella. Tal vez extraño lo común, lo cotidiano, como el calor de mi casa y a mis padres.
Quizá no es que se extrañe una casa; es que extrañamos los recuerdos que creamos en ella. Dentro de ella. Que nos unen a ella.
Deslizo mis manos por todo el músculo esternocleidomastoideoy le otorgó un ligero apretón. Mi cuello se siente cálido y contraído así que cierro mis ojos para perderme en los movimientos delicados y circulares que hago en él.
Siempre desee salir de casa, pero ahora veo lo difícil que es verse desde el exterior.
Es más soledad aunque tenga libertad.
Palpo sobre el edredón con decoración de fresas que acabo de colocar y mis dedos rozan el papel fotográfico. Es como una luz atrae polillas. Sabiendo que hace daño si te ahondas en ella, igual te metes de lleno.
Contraigo los falanges distales y medios al contacto.
Si no hubiera huido de la vista perturbada de Blyne ni de la confrontación discreta que crecía con su padre, tendría las respuestas que aplacaría las preguntas que me perturban. Y, solo por ello, no hubiera acabado corriendo apenas acabaron mis clases a Anfang y terminando por buscar la caja que no deseaba tocar.
Pero, siempre, a pesar de tener un plan, este no sale como lo planeamos.
¿Desde cuándo me he vuelto tan pensativa?
—¡Por el amor a los cupcakes! —exclamo.
Decido levantarme antes de que me arrope de recuerdos y promesas no cumplidas. Tomo mi violín, ajusto el cinto en la cinturilla de mi falda y cepillo mi cerquillo con los dedos.
No he visto el peine hace dos días... Sin embargo, arreglarme no está en mis prioridades.
En vez de salir, como gente civilizada, por la puerta principal, salgo por el balcón como todo un malhechor. Es conocido que solo los que quieren pasar desapercibidos suelen salir de escena sin ser vistos, así que, quiero pasar desapercibida de todas las que viven aquí. Similar a Patrick Jane de TheMentalist.