016 | Dados

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Las personas naturalmente nunca están satisfechas

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Las personas naturalmente nunca están satisfechas. Siempre buscan más de lo que tienen y de ello nace la constante perfección.

Pero no hay alguien perfecto, o completamente perfecto.

A veces pensaba que tratar de dar más, de sobrexigirme constantemente, daría buenos resultados o cambiaría en algo todo lo que era.

No era así.

Algo sucedió en nuestra relación.

Admitiré que no ponía de mi parte y quizá ello tuvo mucho que ver al momento de hablarnos. Mi padre, por más que lo insulte cada vez que hablabamos, era constante. Era tan constante, a diferencia de mí, hasta hace algunos meses.

Antes de la aparición de Millie y Glenda.

Glenda llegó y formó parte de vida hace menos de un año.

Cosa que mi padre estaba disconforme.

Podemos seguir andando sobre nuestros errores, pero luego de ver la expresión de decepción en nuestros padres, el panorama se vuelve distinto.

Muchas cosas cambian, muchas perspectivas se transforman.

Todo se vuelve diferente y el constante recuerdo era lo que más dolía.

No había que culpar a alguien de todo lo que nuestra relación parental sufrió. Estaba demasiada deteriorada desde un principio, y, eso, no era culpa de alguien.

Nadie tenía la culpa.

Millie no tenía la culpa de quedar embarazada, mi padre no tenía la culpa de que yo fuera distante desde mi adopción y nadie tenía la culpa de que Glenda quedara a mi cargo después del fatídico suceso.

Todavía había más que contar, pero se lo prometí a Millie aunque ella no me escuchase, de que todo lo que pasó entre nosotros, quedaría sellado bajo nuestros labios. Pero para ello, debimos dejar a Liza de un lado.

Ella no entraba en nuestra verdad a pesar de ser la mejor amiga de ambos y talvez eso fue desfavorable para mí.

Mas lo acepté, acepté contar la misma historia una y otra vez hasta que se vuelva realidad. Como una mentira constante que en algún punto se vuelve real.

Acepté el peso de la verdad aunque eso incluya la furia de mi padre y el deterioro de mi amistad con Liza.

Aún mantenía la verdad de nuestra relación.

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