Capítulo 7: Damisela en apuros

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Rea

Llegue y ya no tenia dinero para comprar un cena decente para las dos, Solo siete dólares, los cien dólares de esta mañana se fueron a la...

Haciendo conteo quedaba: veinte de los tacos, deliciosos por cierto. Treinta del proyecto. Le di veinte a Owen para sus dulces. Le compre un pasta a Emma por tan solo cinco, super barato, bueno y lo demás fue gastado en gasolina. Es un moto, con veinte dólares que le ponga me dura al menos tres dias sin problemas. 

Bueno, llegue y me dejaron pasa a la habitación de mamá que se hacia la dormida. ¿Por qué? No tengo idea. 

—¿Mamá? — Pregunte, cuando medio abrió un ojo.

—Oh, eres tu. 

—No soy una doctora muy parecida a su hija — dije sarcásticamente —. ¿Quién más seria si te acabo de llamar "mamá"? — me acerque y deje su cena en la mesita de al lado —. Mejor dime, ¿por qué te hacías la dormida?

—A veces me caés mal con tu sarcasmo — pulso un botón en parte izquierda de la camilla, esta se inclino hacia adelante como si fuera un silla.

—Eso no responde mi pregunta. 

—Es que la medicina que me dieron sabe horrible y descubrí que cuando estoy dormida esperan a dármela hasta que sea la hora comer o cenar. Y así mezclándola con el jugo no sabe tan asquerosa — puso un cara tan inocente. 

—Que ingeniosa, pero esa medicina asquerosa te aliviara pronto. Así que tomátela. 

—¡Aquí la madre soy yo! — se cruzo de brazos. 

Que madura Emma.

—¿Si? porque parecés niña pequeña. Deja de quejarte y comete lo que te traje, anda — me reí y me fui a sentar al sillón. 

—Uh, comida de la calle. Dime que es un hamburguesa — aplaudió como niña chiquita. 

—No, es un pasta vegana — su cara cambio a "te odio". 

—¿En serio? — asentí, mientras reía. — Rea la comida de aquí sabe asque...— se quedo a medio decir, porque entro la enfermera. Llevaba un jugo como lo dijo mamá y plato con muchas fresa y duraznos. — Deliciosa — sonrió y yo me carcajeaba. 

—Hola, hola — saludo muy amable la enfermera. 

¿En serio que nadie esta de malas en este lugar? 

No lo se Sara, pero quiero esa actitud. 

—Hola Marie. 

—Rea. ¿Cómo has estado? — fruncí el ceño, nunca le he dicho mi nombre —. Tu mamá me conto mucho sobre ti, y por ende me dijo tu nombre, lo siento si te incomode.

Aww, como podrías enojarte con ella. 

—No, claro que no — sonreí amable. Ella imito el acto.

Puso la mesita donde come mamá y deposito lo que traía en la mano, saco un frasco transparente con unas partillas verde. 

Vaya, si se ven asquerosas.

—Señora Lang, es hora de la medicina. Hace rato estaba dormida y espere hasta la hora de la cena para no molestarla — reprimí un carcajada. Emma me me vio matadora.   

—Si, tuve mucho sueño hoy —  sonrió y cuanta inocencia por dios. 

—Aparte es de sueño pesado, no creo que hubiera tenido éxito ni pasándole un tractor encima — cruce mis brazos y mire divertida a mi mamá. 

No somos tan diferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora