capítulo 11: Dulces sueño Rea

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Rea

No me dio tiempo de nada, en cuanto llegué eran las cinco y cacho. Solo desperté a Owen y lo llevé a casa para que se cambiara y estuviera listo para ir a la escuela. Le entregué su auto a la señora Rosy. De camino a casa recibí un mensaje de Aarón

Aarón: Buen día, ¿descansate bien?

Yo: Buen día, señor Thompson, hace unas horas me escapé con usted, así que no creo que haya dormido.

Aarón: Usted me dio un secuestro express.

Yo: Porque es un presa fácil.

Aarón: Por ti soy más fácil que la tabla de uno.

Yo: Creo que tu mami no estaría orgullosa de escuchar eso.

Aarón: Es nuestro secreto.

Yo: Te veo en la escuela, tengo que hacer el desayuno.

Aarón: La veo en un momento, señorita Lang.

Guarde mi celular. No me di cuenta, pero ya había llegado a la puerta de mi casa y seguramente estaba parada como idiota afuera.

Fui a cambiarme, opté por unos jeans negros, un playera blanca con una imagen de la banda AC/DC, mi chaqueta y los mismos Vans.

Prepare dos tazones de cereal, lo puede en la mesa y espere a que Owen terminara de hacer lo que sea que estuviera haciendo. Salió y se dirijo a la mesa, tomo asiento y se puso a comer. Tenia una cara de dormido que no podía con ella, también comía con mucha flojera.

—¿Owen? — lo llamé cuando se quedaba dormido y por poco metía la cabeza al plato.

—¿Ah? — dijo dando un cabezazo.

—Termina de comer y vas al baño a lavarte la cara.

—Si — contesto dando un bostezo.

Termino y fue al baño con la misma flojera que traía. Yo fui a hacer lo mismo. Tome el dinero, mis llaveros, los cascos y mi mochila. Owen salió con una mejor cara y yo bueno, yo salí con cara de culo, seguramente parecía zombie.

—¿Tú tampoco dormirse? — pregunto, asegurando las cintas de su mochila.

—Digamos que tuve que salí y se me hizo tarde para dormir — explique simple.

—¿En serio? ¿A dónde fuiste? — Pregunto curioso.

—Con los vengadores — solté, abriendo mis ojos exagerando.

—¿Eres una vengadora? — contesto con asombro.

—Si, pero es un secreto — hice un "shhh" arrugando mi nariz y poniendo un dedo en mis labios.

—¡Wow! Rea eso es asombroso. ¿Cuándo me llevarás a conocerlos? — pregunto demasiado emocionado.

—Cuando no estén en una misión, ahora hay que ir a la escuela.

Ya no dijo nada más, salimos y Sam todavía no llegaba.

Bueno querida, salimos diez minutos antes de lo habitual.

Te estabas tardando en aparecer.

Es mi entrada dramática.

Seguimos esperando, a lo lejos se vio la moto de Sam. Nos observo con el ceño fruncido y se alzo un poco su casco.

—Aplicaron la de: El que madruga Dios le ayuda.

—Sam callate y vamos a dejar al mocoso.

—Bien, jefa.

No somos tan diferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora