No somos tan diferentes

Capítulo 16: Honor a mi nombre

Rea

Vamos en su coche y me es inevitable no ver su perfil, su linda cara, suave que parece terciopelo, sus cejas poblada y esos malditos labios que me encantan. Me quedo como boba viendo como conduce. 

Seriamos un pésimo copiloto. 

Es que este bombón merece mucha atención. Saco mi celular lista para tomarle una foto. 

—Puedes tomarme una fotos, si gustás — comenta Aarón divertido. 

—Eso iba a hacer — digo obvia. 

—¿Necesitás una pose en especifico o me quedo así nada más? — propone. 

—Solo así — prendo la cámara y la toma. Volteo la vista atrás y Owen giran los ojos. 

Aarón ríe, me entra un llamada de Lucas, la contesto y su tierna voz se hace presente. 

—¡Galletita! — grita demasiado fuerte haciendo que se pueda oír muy claro. 

NooOooOoooOoo. 

—¡Tío! — trato de tapar su grito con uno mío. 

Veo que Aarón ríe muy felizmente por encontrar mi nuevo apodo. 

—Mi amor. ¿Cómo has estado? — lo escucho demasiado feliz. 

—Muy bien tío, ¿y ustedes?

—Mejor que nunca, el miércoles que viene necesito hablar contigo. 

—Primero que nada, yo no hice nada. 

Es mejor avisar antes de que nos culpen. 

—No es nada malo, de hecho es muy bueno. 

—¿Por qué no lo puedo saber ya? — cuestiono, esto esta siendo muy sospechoso. 

—Porque quiero crear misterio, dejame — se escuche un bufido. 

—Tienes cuarenta años tío, no hagas berrinche — rio. 

—Rea dejame ser, ¿si? 

—Ok, señor. Lo dejo ser — comento divertida. 

—Bueno, solo te quería apartar para el miércoles. 

—Como si estuviera muy ocupada. 

—No lo se, tal vez tenia una fiesta o saldrías con un chico — supone. 

—Pues no tengo nada que hacer — me encojo de hombros. 

—Vive un poco — exclama irritado. 

—No, prefiero ser un gótica depresiva y llorar sola en mi cuarto, preguntándome qué es lo que estará haciendo Kylie Jenner — digo sarcástica. 

—Yo me pregunto lo mismo. 

—Seria aunque sea su alfombra. 

—Todos quisiéramos serlo. 

—Ves, tu serias un buena gótica deprimida. 

—Ay Dios Rea, Mejor hablamos luego. Tus temas de conversación son demasiado raros. 

—Me amas, yo también lo hago. 

—¿También me amas? 

—No, también me amo — reímos todos. 

—Bueno galletita, me tengo que ir. 

—Adios tío, te quiero. 

—Me amas — corrige.