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Reflexionaba sobre mi vida mientras esperaba a que Tay se dignara a llegar a nuestro encuentro de hoy

Pensaba en mi hermana, cuya chica seguía entre las cuatro paredes de aquel internado. A siete kilómetros de casa. En el cual yo también pase gran parte de mi vida, por suerte eso había cambiado para mi.

Pero a ella aún le quedaban un par de años. Y su única preocupación era que aún no había besado a un chico. Ella creía que pronto se volvería lesbiana si seguía así.

Aún que siendo honesto, la idea de ver a mi padre revolcándose y quejándose por qué no tendría descendencia de ninguno de los dos me resultaba gracioso.

Era increíble cómo algunos recuerdos podían quedar grabados para siempre en tu memoria y luego otros podían desaparecer sin dejar rastro.

¿Me serviría de algo recordar como mataron a mi madre enfrente de mi?

Aún tengo pesadillas.

De pronto fui consiente de las miradas de unos tipos sobre mi. Estaban a mi derecha en la barra.

Así que sin dudarlo, también voltee sin bajarles la mirada. Mi intención era intimidarlos.

En especial a un pelinegro, quien pasó su lengua por su boca.
Tuvimos ese debate de miradas por un rato.
Hasta que llegó Tay y lo jodio.

Mierda, perdí.

-Ey, Gun

Me giré para recibir a mi mejor amigo.

Todo un bisexual muy galán o un Don Juan, como prefería llamarlo.

-Lamentó la tardanza, yo invito las copas.

-Es lo justo- conteste.

De hecho yo ni siquiera tenía la edad legal para beber aún.
Pero qué más da.

Mientras tomábamos me contaba la razón de su tardanza.

Tessa, una chica de la que nunca había oído, como al resto de cada día.
Pero a pesar de que se tirase todo lo que se mueve. Tay es un gran tipo y un gran partido. Lo conocí en mi primer año de universidad.

Yo era un novato en todos los aspectos.
Había pasado ocho años en un internado.

Y tuve que luchar
para conseguir que mi padre me dejara mudarme a Nueva York para estudiar unacarrera.

Al principio quería obligarme a que llevara seguridad como él. Pero el millonario es él, no yo.

Y yo quería una vida normal, sentirme un chico común de mi edad.

Mi padre no tomo muy bien lo de mi sexualidad al principio, pero un día tan solo cambió de opinión y dijo amarme tal como soy.
Pero comenzó a tratarme como una quinceañera a la que nadie le podía quitar su más grande tesoro.

Su virtud, llamaría
él. Pero solo se refiere a que no quiere que ningún tipo ponga su pene en mi, hasta saber que es el indicado. Y así sermones de la pureza y blablabla.

Pero esa virtud casi es destruida por Tay.

Por alguna razón nunca llegamos tan lejos, pero vaya que estuvimos bastante cerca.

Luego nos dimos cuenta de que encajábamos mejor como amigos.

Luego salí con un chico llamado Mauricio, hasta que me di cuenta que había apostado dinero por acostarse conmigo.

Casi comienzo a creerme que papá tenía razón con toda la mierda que hablaba. Casi. Pero no.

Lo que si logro es hacerme creer que el amor no se hizo para mi.

{COMO SI FUERA POSIBLE} =OFFGUN= //TERMINADA// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora