Prologue

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OCHO DE LA MAÑANA. Manos frías. Cabello desordenado. Se despertó porque las manos de su madre, bañadas en agua fría, acariciaban su mejilla. Despertó algo exaltado, pero exagerando el hecho de que haya sido repentino.

—Buenos días, cielo. Arriba que debes ir a clases— su madre estaba en su habitación vaciando el basurero que estaba mayormente lleno de envases de latte de vainilla.

—Mamá. no ordenes, yo lo hago cuando vuelva de la escuela— dijo en un bostezo.

—Siempre dices lo mismo y nunca lo cumples, si no está ordenado esta tarde tiraré a la basura todo...

-... Lo que veas, ya se— siempre era el mismo discurso, es algo bastante típico de una figura materna— Me voy a vestir, ¿puedes salir, por favor?

—Esta tarde, ni mañana, ni al día siguiente, hoy, te lo juro— insistía la mujer mientras abandonaba la habitación del menor.

Rio levemente mientras cerraba la puerta. Volteo a mirar y si, su habitación estaba levemente desastrosa.

Camino hacia su armario. Playera blanca, pantalones oscuros y una chaqueta. Ahora era mucho más sencillo, aunque tan solo llevaba una semana. El primer día pensó tanto el atuendo que llevaría, pero cuando llegó a la escuela, nadie prestó atención a su atuendo, ni se su cabello se veía bien, no le prestaron la mínima atención hasta que hablo en clases.

Desayuno, se despidió de su madre y casi al instante en que abandonó el edificio se estacionó frente a él un deportivo descapotable grisáceo oscuro, impecable, el auto de los sueños de cualquiera. Era perfecto, a excepción de quien lo manejaba. Flash, el estereotipo de chico millonario y cretino. Pero por muy cretino que fuera estaba con él en los recesos y de vez en cuando, como hoy, iba con él a la escuela. No, no era la mejor de las personas, pero fue de los primeros que le prestó atención. No se podría decir que se agradan mutuamente. Pero así eran las cosas, y no estaba nada mal.

En cuanto el rubio se subió al auto. Flash acelero. Hyunjin apoyó su codo en la puerta y miraba el recorrido que casi siempre daba. Estaban llegando a la escuela. Vestimentas de color, el autobús escolar. Llegar a la escuela en ese auto, con ese estilo y de esa manera robará suspiros a cualquiera. O eso hasta el repentino sonido de la bocina, un leve freno que hizo que a Hyunjin se le resbalara el codo y golpeara su cara de manera ridícula.

—¿Qué pasó, Pito Parker?— se burló Flash. Hyunjin rodó los ojos, no entendía la necesidad de hacer eso. Iba a voltear para pedirle perdón al chico que casi lastiman pero él ya se había marchado.

Todo iba de manera normal. Todo bien, por ahora.

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