Despedirme de Samuel esta vez no me resultó tan
tedioso. Tenía varios sentimientos encontrados debido a la situación: por un lado estaba un poco triste porque sabía que tendría que dejar atrás sus estudios y una experiencia genial como estudiante universitario, pero por el otro me sentía extremadamente feliz porque ya no tendríamos que sufrir por la distancia. Al inicio me preocupó que él se desanimara por tener que abandonar su carrera, pero no lo vi triste en absoluto. Su preocupación más grande era tener que dejar a Boris, porque según él, ese chico no sabía cómo manejar sus sentimientos sin un poco de ayuda.
—Estuve hablando con Elízabeth esta mañana.
Mi madre se sirvió una taza de café con leche y me ofreció una a mí. Yo la tomé entre las manos, para obtener un poco de calor.
—¿Sobre qué?
—Ya lo debes imaginar. Me dijo que Samuel estaba preocupado y que habló con ellos.
—No creo que esté bien que tomen una decisión tan drástica en este momento. Se divorcian, luego las cosas se arreglan y ellos se acaban dando cuenta de que en realidad no querían separarse. ¿Y luego qué?
Ella se encogió de hombros. Bebió un sorbo de café con leche, luego me respondió:
—Yo se lo dije, y ella me dio la razón. Así que creo que se lo van a pensar detenidamente. No es que se detesten, es solo que todo lo que pasó los puso un poco... Tensos. Pero en fin, ¿qué tal está Samuel?
—Está más preocupado por sus padres que por la carrera. Pero fuera de eso está bien. Quiere tomar un curso sobre orientación y movilidad para poder dar clases a chicos con discapacidades, y así poder pagarles.
La cara de mi madre se transformó. Supe que se estaba preparando para darme un sermón cuando dejó la taza a medio terminar sobre la encimera.
—Nosotros no le vamos a aceptar el dinero. Si él decide trabajar es para él, yo no quiero que piense que nos tiene que pagar. Tú se lo dijiste, ¿no?
—Sí, ya se lo dije, pero me regañó. Quiere hacerlo porque eso lo hace sentir mejor. Él se siente responsable por lo que pasó y quiere tomar el compromiso de pagarles, y nadie le va a hacer cambiar de opinión, porque así es Sam.
Al final, mamá acabó suspirando.
Después de pensarlo bastante llegué a la conclusión de que tal vez era lo mejor dejar que Samuel se sintiera un poco más útil. Eso lo ayudaría a sacarse de la cabeza que solo era una carga para su familia. Creo que era una especie de terapia para él.
Esa tarde no tuve clases. Así que aproveché mi tiempo libre para quedarme un rato más en la tienda. Vendimos una mesa de café rústica, un placard y un juego de comedor. Fue un buen día. Cuando llegó la noche, regresamos a casa juntos, cenamos con mamá, miramos una película y cuando subí a mi habitación, llamé a Samuel.
—Boris enloqueció cuando supo que me iba. No supe distinguir si estaba triste o enojado.
—Bueno, se va su mejor amigo.
—Su único amigo, querrás decir. Es un cascarrabias, ¿recuerdas? creo que los otros chicos le tienen un poco de miedo. Le dije que podría venir a casa cuando quisiera, y que mantendríamos contacto por teléfono. Eso pareció dejarlo un poco más tranquilo.
—Avísame cuando venga, así me escondo. —Ambos nos reímos—. Oye, Sam, no hemos hablado de esto, pero me gustaría saber cómo te sientes al respecto. Quiero decir... Tienes que abandonar tu carrera y eso apesta.
—No la estoy abandonando. Simplemente me di una pausa. Realmente no es algo que me agobie demasiado porque no es que planee dejarlo para siempre. Voy a hacer el curso y voy a ocupar mi tiempo, y también veré si me acomodo con las clases en línea. Estoy bien, Eli. En serio que sí.
No hizo falta mucho más para convencerme. Samuel no mentía cuando se trataba de sus sentimientos, porque era tan expresivo que le era imposible ocultar si estaba feliz, triste o muy enojado. Precisamente su tremenda sinceridad fue lo que más me impactó de él cuando nos estábamos conociendo, y eso nunca cambió.
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La subjetividad de la belleza
Teen FictionElías es tímido y solitario. Samuel es espontáneo, risueño y brutalmente honesto. Por azares del destino, estos dos chicos de quince años cruzan sus caminos cuando Samuel se convierte en el vecino de Elías. Juntos descubrirán la magia de la amistad...